Lo que Franco comía en su palacio donostiarra
Historias de tripasais ·
Franco fue amante del dulce y especialmente de los helados en cualquier formato y sabor (café, melocotón Melba, peras Bella Helena)Secciones
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Franco fue amante del dulce y especialmente de los helados en cualquier formato y sabor (café, melocotón Melba, peras Bella Helena)Ser dictador cansa mucho. Francisco Franco pasaba al año mes y medio de vacaciones y dividía religiosamente su asueto veraniego entre el coruñés Pazo de Meirás y el donostiarra Palacio de Aiete, donde desde 1941 celebró cada verano un consejo de ministros. Este palacete neoclásico ... construido por los duques de Bailén en 1878 había sido previamente residencia vacacional de los reyes de España (hasta que levantaron Miramar) y testigo de la regia visita de la reina Victoria de Inglaterra. Contaba con un grandioso parque y además ofrecía privacidad pese a estar ubicado cerca del centro urbano. No es de extrañar que los Franco pasaran allí más de 30 veranos. Tampoco que, conociendo ahora los modos en que adquirían sus propiedades, la finca de Aiete fuera comprada en mayo de 1940 por el consistorio donostiarra para «ofrecérsela» al entonces jefe del estado como residencia oficial.
Entre 1939 y 1973 Franco pasó 699 días en San Sebastián en los que navegó, fue a los toros, a partidos de pelota o a las regatas. También comió, lógicamente, aunque nunca se ha prestado mucha atención a las preferencias gastronómicas del dictador. Teniendo en cuenta el poder que llegó a ostentar podríamos pensar en banquetes pantagruélicos o excesos delirantes, pero lo cierto es que los menús de Franco fueron siempre de andar por casa. Nada llama en ellos la atención por sofisticación: si acaso podríamos destacar que, aparentemente, Franco fue amante del dulce y especialmente de los helados en cualquier formato y sabor (café, melocotón Melba, peras Bella Helena). Casi todas sus minutas conocidas constan de tres platos (entrante ligero, primer plato y principal) coronados por doble postre de tarta y helado. Las recetas elegidas por su jefe de cocina (cargo ocupado en el Pardo siempre por un militar, (asumo que en Donostia también) tenían poco de extraordinario y los menús resultan poco atractivos.
Díganme si no qué opinión les merece a ustedes esta minuta servida en Aiete el 31 de agosto de 1947: entremeses variados, huevos escalfados, capones en su jugo con legumbres, helado al marrasquino y tarta. Y eso que era día grande y hubo concierto en directo durante la comida. Dos años después, el 22 de agosto del 49, nos encontramos con consomé concentrado, langosta Thermidor (única alegría de los comensales) y pechugas a la casera con patatas. En uno de los almuerzos celebrados en el verano del 54 hubo entremeses, lenguado y capones en cocotera, al año siguiente ternera castellana con verduras a la menta, en el 62 rodaballo con patatas al vapor y ternera con verduras. El único guiño a la frivolidad que he podido encontrar es el melón con jamón. ¿Será por eso que ahora gusta tan poco? Pobre melón con jamón.
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