El fichero Waly o la cocina ilustrada
Historias de tripaundis ·
Cartulinas llamativas y exquisitamente ilustradas que por una parte mostraban los ingredientes necesarios para la receta y en el lado posterior contenían las instrucciones en textoHistorias de tripaundis ·
Cartulinas llamativas y exquisitamente ilustradas que por una parte mostraban los ingredientes necesarios para la receta y en el lado posterior contenían las instrucciones en textoLiteralmente ilustrada, porque les hablo de unas preciosas fichas de recetas cuyo encanto recaía más en sus dibujos que en los platos que explicaban. Seguro que ustedes las conocen y, mejor aún, es muy probable que tengan unas cuantas de ellas bailando por algún cajón. ... Quizás las han enmarcado y las tienen adornando la pared de la cocina. O igual son afortunados y rarísimos poseedores de la colección entera en su fichero original, como sé que lo es mi envidiado David de Jorge.
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Recuerdo que allá por 2013 o 2014, cuando yo empezaba a coleccionar libros de cocina y viejos recetarios, David mostró orgulloso en 'Robin Food' sus fichas de Cocina Gráfica Waly. Me quedé maravillada, porque yo por entonces tenía unas pocas sueltas (compradas por cuatro duros en una librería de viejo) y no había encontrado prácticamente ninguna información sobre ellas. Allí estaban, en televisión, aquellas llamativas y exquisitamente ilustradas cartulinas que por una parte mostraban los ingredientes necesarios para la receta y en el lado posterior contenían las instrucciones en texto. Con tiempo y paciencia he ido recopilando datos acerca de este singular recetario, que además de ser una obsesión para coleccionistas y amantes de la ilustración es parte importantísima de la historia de nuestra cocina.
Editadas en Gipuzkoa entre los años 50 y 70, las recetas Waly constituyeron una forma modernísima de divulgar el conocimiento culinario: la suscripción. Por un módico precio y sin salir de casa se recibía, cada mes y hasta que se cancelara la suscripción, un sobre con ocho fichas. El método Waly fue inventado en 1955 por un vecino de Pasajes llamado Edmundo Renard, a quien no le funcionó demasiado bien. Entonces apareció en escena el avispado Pablo Arigita Mezquiriz, un maestro hondarribiarra que ya en 1948 había montado un próspero negocio a base de cursos por correspondencia. El catálogo formativo de Arigita incluía corte y confección, bordado a máquina, encuadernación e idiomas y su Academia A.E.I. (Zabaleta 55, Donostia) se encargaba de mandar las lecciones a domicilio.
Arigita compró a Renard los derechos del fichero Waly en 1957, añadiendo a las tarjetas el mismo membrete de 'Creaciones Eva' que llevaban sus cursos de labores. Es probable que los dibujos fueran del ilustrador donostiarra José Antonio Segués y las recetas –si no todas, sí una gran parte– de su esposa Juana Bengoetxea. De ahí los huevos a la pasaitarra, las torrijas a la vasca, el bizcocho koshkero (adaptado de Nicolasa Pradera), el besugo asado, el txangurro a la donostiarra, la tortilla de bacalao... Si tienen alguna de estas fichas, sepan que poseen un tesoro.
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