Bares y restaurantes en Gipuzkoa

Diez 'Soletes para perderse' en Gipuzkoa

Con este listado, se pretende poner en valor los establecimientos hosteleros que ofrecen guisos tradicionales y productos locales en los rincones más recónditos. Una invitación a descubrir lugares agradables y accesibles que nos ayudan a conocer mejor nuestro territorio, desde cocinas y barras que han estado haciendo lo mismo muy bien durante años, hasta aperturas valientes y creativas aptas para todos los bolsillos.

Situado en un paraje de Azkoitia perdido entre robles, castaños y pinos del macizo de Izarraitz, en Aittola Zar encontrarás tradición a tutiplén, sin concesiones a los modernos, con suculentos platos de alubias rojas, fritos, bacalaos en cazuela, chuletas de terneras criadas en casa o el reputado cordero o cabrito asado al burduntzi (parrilla), que debe encargarse con antelación para que la jefatura prepare los avíos, amarrando el animal al espeto y disponiendo el aparejo necesario para dejar bien torradas sus carnes, que sirven con lechuga, cebolleta y abundantes patatas fritas. El ambiente se mantiene en lo más alto durante todo el año y cualquier día de la semana, gracias a la inquebrantable fidelidad de la parroquia más cercana.

En Casa Eceiza, desde sus inicios hace casi un siglo, el primer paso antes de la elaboración de cualquier producto tiene que cumplir un requerimiento, sí o sí: tiene que ser un postre especial y, por consiguiente, hay que elaborarlo de forma especial. Con esta filosofía se trabaja en el obrador ubicado en Lizartza. Suyas son las emblemáticas tejas y cigarrillos de Tolosa, su postre más tradicional y con más historia; presente en los mejores restaurantes y en todo tipo de celebraciones. No se pueden olvidar sus tartas y postres, como biscuit nata y yema tostada, torrija caramelizada de brioche, o sus helados nacidos con un nuevo concepto -la repostería hecha helado- como son el helado de tarta de chocolate, de turrón, de tarta de queso con arándanos, etc. Y cómo no, sus emblemáticos turrones.

Pasar el día en Pasaia es un plan tan común para todo turista que pasa por Gipuzkoa que se agradece encontrar un menú diario pensado para locales. El significado de su nombre viene del astillero donde se creaban barcos para cazar ballenas y demás, y haciendo honor al mismo el local se encuentra a escasos metros del mar. Se caracterizan por una comida tradicional de mucho sabor aunque explican que también se están «actualizando a esta vida moderna y no paramos de añadir platos actuales a los que la gente de hoy en día esta acostumbrada».

Con una historia que se remonta hasta finales del siglo XIX, desde 1997 Jon Otegi lleva las riendas del local. Se trata del restaurante vasco de siempre, especialista en cocina tradicional vasca, siempre con su toque especial. En unn local amplio y ubicado en un entorno tranquilo encontramos una gran variedad de carnes (chuletón, entrecot, costilla), pescados de muy diversa índole: (merluza, rape, lubina, bacalao) y postres caseros (arroz con leche, bizcochos, flanes). Sobre todo el gran protagonista es el cliente: «A mí me gusta hacerle partícipe de mis decisiones. Cuando experimentamos en los fogones, saco el resultado a las mesas para que lo prueben y me den ideas; para que me rectifiquen o lo ratifiquen. Si creas ese ambiente en el comedor, llegará un momento en que ni mirarán la carta sino que te dirán 'ponnos lo que tú quieras'», explica el propio Otegi.

Maruka Gastro es la propuesta de Fleischmann´s Cooking Group en Getaria para ofrecer una cocina sencilla, divertida y sabrosa con un toque diferente. Cocina de puerto adaptada a la temporada de productos del mar y de la tierra y fusionando dos culturas divididas por un océano, la vasca y la mexicana. La creatividad, la sencillez y el sabor son los valores de este proyecto. Un concepto que genera una experiencia única con espacios bien definidos, cocina a la vista y elaboraciones al momento. En su carta destacan las tostadas de pato, bonito y bogavante, los tacos gobernador, el pibil de atún, las rabas bravas con chipotle, o las Manolitas (minicroquetas de jamón).

Subir al preciosísimo Hernialde tiene un premio adicional, además de disfrutar de su bello paraje: alucinar con la parrilla de su ostatu, alojado en los mismos arcos del ayuntamiento. No pueden tener más ganas de agradar al forastero que exhibiendo unas brasas incandescentes que asombran entre sembrados de alubias, asomadas sobre las huertas del entorno. Las besugueras abrazan merluzas, rapes, rodaballos o besugos y echan sobre los hierros incandescentes chuletas de vaca de buen porte. La calidad y el precio son de campeonato y las salerosas chicas del comedor venden con orgullo los platillos bien resueltos por los cocineros.

Manteniendo y respetando las raíces y trabajando con productores locales, Marcos Esteban y su equipo ofrecen en el Ostatu de Alkiza una cocina de toda la vida, la que nuestras amonas cocinaban antiguamente con mucho cariño, pero actualizada, aportando pinceladas y conocimiento a recetas que tan felices nos han hecho durante tantos años, como el ajoarriero. Cuidan y miman el producto para que luzca en cada bocado, convirtiendo cada plato y juego de sabores en todo un espectáculo. Una cocina de alto nivel que buscan acercar al pueblo teniendo muy claro dónde están. Merece la pena escaparse hasta Alkiza para disfrutar de esta experiencia gastronómica. Tienen unas croquetas de ropavieja de otra galaxia, y otras muy buenas opciones son el ravioli de rabo de ternera, el pulpo con papada ibérica, la merluza sobre arroz negro con chipirones, o el cordero asado al estilo tradicional, que es uno de las grandes platos.

Magnífico bar familiar para picar con una amplísima variedad de pinchos, en el que destaca sobre todo lo demás su tradicional sopa de pulpo, receta que se ha transmitido durante generaciones y que Beñat Fernández de Arroyabe Aginagalde, respnsable del local, ha actualizado a los nuevos tiempos. Como él mismo explica, «la receta era, es, de mi abuela, Felisa Olaizola. Yo la he puesto al día. En cierto sentido diré que la he mejorado. Aquella sopa era maravillosa pero muy recia, muy rústica. No se hablaba para nada de 'rehidratar' el pulpo seco. No importaba tanto el color. El olor era de mar, mar, mar. Era magnífica pero demasiado fuerte para algunos. Al cocinero que le agrada su oficio le gusta tratar sus platos como se merecen».

Para comer carne y pescado a la parrila en Deba, un buen lugar es 'Bordatxo'. Además, hacen gala de un amplia carta de picoteo y pescados a precios ajustados. Tienen además diferentes cortes de carne que no son muy habituales en el País Vasco y un manejo de las brasas inmejorable.

En Lazkaomendi, con unas vistas al Txindoki impresionante, se encuentra Pipas Jatetxea, un lugar ideal para disfrutar de una buena comida tras una jornada de caminata en la naturaleza. Ideal también para comer unas ricas raciones a un precio muy bueno. Goierri en estado puro.