![Y otro nuevo orden mundial](https://s1.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/202109/26/media/cortadas/best-koXB-U150642494175lEB-1248x770@Diario%20Vasco.jpg)
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No hay semana en que no se anuncie un nuevo orden mundial de la gastronomía. En solo dos semanas hemos tenido los '50 Best', los 'Top 100 of the year 2021' y los 'Best chefs awards' . Las listas son una buena forma de ganar dinero ... para las empresas que las promueven y una herramienta de visibilización para los restaurantes. Vaya por delante que todos y cada uno de los proyectos son muy lícitos. Lo único que sí es cuestionable, en mi opinión, es el valor real de esas posiciones que se conceden por jurados multitudinarios cuyo sentido del voto es siempre insondable. La mayoría de los medios de comunicación generalistas no cuestionan el origen ni la calidad de las clasificaciones y suelen 'comprar' cada uno de sus veredictos como si fueran la decisión infalible de una institución experta e independiente.
En privado, muchos cocineros reconocen que es «un circo injusto y sin valor profesional real», pero participan en él porque les ofrece visibilidad y clientes. Aquellos que por una cuestión de principios han estado al margen de los enjuagues y, por tanto, tenían una posición poco destacada en relación a su nivel profesional, como es el caso de David Muñoz, en cuanto han decidido asumir las reglas tácitas del sistema han empezado a subir como la espuma. Muñoz es un grandísimo cocinero, pero no es mejor este año que le han elegido número 1 del mundo, según la lista Best Chefs Awards, que cuando ni asomaba en ella. Se puede ser el segundo mejor restaurante del mundo en una lista, caso del Etxebarri de Bittor Arginzoniz, y sin embargo no aparecer entre los cien mejores cocineros del planeta en la otra lista, cuando si algo es Etxebarri es la obra de un solo cocinero. Y así podríamos seguir enumerando contradicciones.
La conquista de puestos en la lista ha dejado de ser, en muchos casos, una consecuencia del desempeño y se ha convertido en un objetivo en sí mismo. La profusión de las comidas a cuatro manos de cocineros destacados de diferentes naciones tiene mucho que ver con el cálculo de votantes que se pueden conseguir en el país vecino. Las invitaciones con todos los gastos pagados, no solo las comidas, sino los vuelos y las estancias, para los expertos votantes de una lista están a la orden del día.
El fenómeno de las listas vive un momento de aparente ebullición, pero empiezan a vislumbrase síntomas de agotamiento. De continuar la profusión de ellas terminarán debilitándose las unas a las otras y quizás llegue un día en que pasemos a reconocer la maestría en el oficio, como se hace con los pintores, y se abandone la obsesión de ordenar y clasificar hasta el infinito a los cocineros como si fueran acciones de Wall Street.
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