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Martes, 1 de diciembre 2020, 07:23
Tras una fiesta en casa, como regalo, o como parte de la clásica cesta de productos, muchas veces tenemos bebidas alcohólicas con las que no sabemos qué hacer. Atrévete a darles una segunda vida y prueba a utilizarlas en tus recetas.
Las bebidas alcohólicas son perfectas para aportar un toque diferente a nuestras recetas, aunque normalmente no recurramos a éstas para cocinar. Pero este truco no es nuevo, y es que en la antigüedad muchas culturas han utilizado el alcohol para achispar sus platos. Los chinos utilizaban el vino de arroz para macerar sus alimentos, los ingleses, ya desde la Edad Media, utilizaban cerveza y sidra para macerar la carne, y franceses e italianos aliñaban sus estofados con vino.
Al igual que se tiene en cuenta el tipo de comida a la hora de escoger una bebida para acompañarlo, se debe hacer lo mismo para regarlo, ya que no todas las bebidas casan con cualquier receta.
El vino es una de las bebidas alcohólicas más utilizadas a la hora de dar un toque de sabor y color a nuestras recetas. Sus dos clases aportan un toque especial a los platos, aunque hay que tener en cuenta que la calidad del producto también importa, ya que cocinar con un mal vino, puede arruinar un plato.
En el caso del vino tinto, un vino con cuerpo como un oporto es perfecto para recetas de carne consistentes. Piezas de caza mayor o menor, por ejemplo, quedan perfectas con un chorrito de esta variedad.
El vino blanco, al ser más fino y fresco, casa muy bien con carnes ligeras, como pueden ser unas salchichas de carnicería o pollo, pescados y mariscos, o sopas.
Una combinación de ambos puede ser también un acierto, sobre todo en el caso de platos más pesados o densos, como los estofados.
La cerveza y la sidra también dan sabor a cualquier receta. La primera es muy utilizada en el caso del pollo, y la segunda para preparar un clásico como es el chorizo o pescado a la sidra.
Aunque parezca extraño, los dulces también cobran una intensidad exquisita con un toque de alcohol. El jerez, armagnac, marsala, o licores de sabores afrutados aportan a las recetas más golosas un toque digno del mejor restaurante.
Existen distintas formas de utilizarlo dependiendo del resultado que se quiera obtener. En función de ello se puede macerar previamente, ir incluyendo de forma gradual el alcohol mientras se cocina el producto, o incluso añadir unas pequeñas gotas al final.
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