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El espíritu de La Espiga, a la conquista de Ibiza

La esencia del bar La Espiga, un histórico de la hostelería donostiarra, se expande más allá de San Sebastián. Uno de los hermanos del local de la calle San Marcial (Kike) y un cliente de toda la vida, Fernando de Azaola, se han unido para abrir un local con el mismo nombre en Ibiza que conserva esas raíces gastronómicas. Porque ése es el objetivo: llevar a la isla mediterránea el espíritu culinario de La Espiga donostiarra.

Kike Castro explica que, en realidad, «el proyecto mantiene esa esencia de La Espiga pero desde el punto de vista del entramado empresarial no tiene nada que ver». Es decir, no hablamos de una filial o un segundo local, sino de una nueva entidad en la que Kike, afincado en Ibiza desde hace siete años llevará las riendas de la cocina.

¿Pero de dónde viene esa relación entre ambos socios? Es una de esas anécdotas que explican el verdadero valor de amistad. No en vano, Azaola es un asiduo consumidor de La Espiga de San Sebastián, que ha permanecido recientemente cerrado por obras: «Conozco a Kike desde que era pequeño y conocía a su padre, Jose Mari. Llevo visitando La Espiga desde hace más de 50 años. Además, se han producido a lo largo de nuestra vida varios encuentros, en circunstancias y puntos geográficos muy dispares, que siempre nos inducían a evocar una ilusionante, aunque poco probable, colaboración empresarial».

Este cliente, que por circunstancias de la vida y el trabajo de su progenitor ha estado muchos años viviendo en París, y, por ello, perfectamente francófono, ha tenido un «trato especial» en el establecimiento de Donostia, donde es conocido por el sobrenombre de 'parlez-vous'. «Ese apodo me lo adjudicó Pepe, un carismático camarero andaluz, jocoso y taurino, de La Espiga», relata Azaola.

Dicho esto, el local ibicenco situado en Sant Josep De Sa Talaia es y será gastronómicamente donostiarra. «Es decir, todo aquél que nos visite podrá tomar gildas, croquetas, delicias, anchoas, albóndigas o carrilleras. También tenemos sidra y txakoli, y luego vinos extranjeros, porque hay mucha clientela internacional en la isla», explica Kike.

La Espiga Ibiza abrió sus puertas el pasado viernes en una casa payesa centenaria,, pero también con guiños a nuestra tierra, ya que hay fotos de San Sebastián y un cuadro de Eduardo Chillida. En definitiva, si acuden próximamente a la isla mediterránea para disfrutar de sus calas, sus atardeceres y sus encantos gastronómicos, sepan que en la localidad de San José tienen una parada que hacer. Allí, en la calle Pere Escanellas, encontrarán un local donde disfrutar de los clásicos pintxos, raciones y platos que llevan toda la vida haciendo en la calle San Marcial. Es la Espiga Ibiza. Un lugar para comer y beber en buen ambiente.

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