Por qué todos quieren a Hilario

En el éxito de Zuberoa es clave su cocinero y alma, Hilario Arbelaitz, uno de los pocos chefs que quedan en la alta cocina que se mantiene siempre a pie de fogón, literalmente atado a las cazuelas, extraordinario cocinero y un gentleman de Oiartzun que se ganó primero el respeto de los colegas (en ese mundo de egos uno de los pocos consensos lo concita el elogio a Hilario) y luego de la gente. Cuando la Michelin le quitó la segunda estrella hubo un movimiento espontáneo de solidaridad ante la injusticia que llenó el restaurante durante meses.

Hilario y sus hermanos, también esenciales en el 'fenómeno Zuberoa', quieren descansar. En los medios gastronómicos se da por hecho el cierre del restaurante a fin de año, aunque ellos aún atan cabos y no confirman. La siguiente generación de los Arbelaitz ha apostado por otras salidas profesionales y falta relevo generacional. Hay gente interesada en ese negocio pero no será fácil mantenerlo sin la figura de Hilario detrás.

El previsible cierre del Zuberoa es un primer toque de atención para el futuro de la cocina guipuzcoana. La generación de los grandes referentes va cumpliendo años y toca a la siguiente empezar a pisar fuerte.

Si quieren una última visita sepan que está prácticamente lleno hasta el 31 de diciembre. Todos quieren decir 'I love you', como en la peli de Woody Allen, otro que fue feliz en Zuberoa.