San Sebastián
Lunes, 6 de marzo 2023, 08:47
Raro es el español que no haya visto al menos una vez la película 'Ocho apellidos vascos'. La cinta más taquillera de la historia en España, que fue filmada en buena parte en Gipuzkoa, lanzó al estrellato a Karra Elejalde, Clara Lago y, sobre todo, ... a un debutante Dani Rovira. Este año se cumple una década del rodaje de la misma y Rovira confiesa que hasta hace no mucho el éxito cosechado con ella le llegó a generar cierto rechazo a la película y no supo gestionarlo del todo bien.
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«Es como si te vas a Zarautz, te apuntas a un curso de surf de iniciación y te llega un tsunami nada más meterte al agua», confesaba el humorista andaluz en el programa del pasado domingo de 'Lo de Évole', donde fue uno de los invitados a una comida con el protagonista del capítulo, el exportero Juan Carlos Unzué, que puso cara a la enfermedad de la ELA. Rovira recuerda que durante la grabación de la película se alojaron en Zarautz, municipio que queda cerca de Zumaia o Getaria, donde se filmó buena parte de 'Ocho apellidos vascos'.
«No lo supe disfrutar ni gestionar», reconoce el actor, apuntando que «hasta hace poco seguía tosiendo y tirando algas por la boca», por ese tsunami. «Ahora viene alguien a preguntarme por la película y sonrío, pero por aquel entonces me causaba rechazo», explicó durante el programa. Rovira apunta que después de un tiempo y de que pasase «la espuma del champán» de la película, es capaz de disfrutarla.
El actor también repasó el momento en el que fue diagnosticado de cáncer, justo en el momento en el que se declaraba el estado de alarma por el Covid-19. «Fue una puñetera cura de humildad brutal, porque nos tiramos toda la vida creyendo que las balas te silban a tu alrededor y que a ti nunca te dan, pero pasa», explicó Rovira.
Jordi Évole le preguntó si pensó que podía morir, pero Rovira admitió que fue optimista. «el linfoma de Hodgkin tenía muy buen pronóstico. »Dentro de todos los cánceres que existen, para el oncólogo es música para los oídos escuchar linfoma de Hodgkin porque, de todos los que hay, es el que mejor pronóstico tiene, y más teniendo yo 40 años y un estado de salud guay«, explicó, aunque lo pasó peor al convertirse »en una persona de riesgo« en plena pandemia.
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