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nerea azurmendi
Viernes, 24 de junio 2022, 14:26
El diseñador francés Hubert de Givenchy, que falleció en 2018 a los 91 años, no sólo creó piezas de gran belleza y mucho valor, sino que dedicó una parte significativa de su vida y su fortuna a adquirir objetos bellos y muy valiosos. A lo ... largo de las décadas, sus colecciones de arte, mobiliario y objetos decorativos fueron creciendo y encontrando acomodo en sus dos residencias principales: un impresionante palacete en París y un 'château' con todas las de la ley en el valle del Loira.
A los cuatro años de la desaparición de quien al final de su trayecto admitió que, en realidad, había tenido dos carreras, la de modisto y la de amante del arte, las colecciones que fue creando junto con Philipe Venet, su pareja durante más de seis décadas, se han disgregado y dispersado por el mundo. En concreto, viajarán a los 34 países en los que residen los compradores de las piezas cuya subasta finalizó el jueves, 23 de junio, en la sede parisina de Christie's.
Una vez finalizada la subasta, que se ha prolongado durante nueve días y ha llegado a reunir en algún momento a más de un millón de visitantes en torno a las redes sociales de Christie's, se ha podido establecer que el legado artístico de Hubert de Givenchy tenía un valor de 127 millones de euros. Ese es el monto total de las ventas, que han superado amplísimamente las previsiones, establecidas en torno a los 50 millones.
En realidad, todo ha superado las expectativas en una subasta que ha estado precedida por exposiciones en Miami, Nueva York, Hong Kong y, por supuesto, París, y ha compatibilizado cuatro ventas presenciales en el teatro Marigny y una venta online. Del total de 1.200 lotes en los que se habían agrupado las piezas, los 800 más valiosos se subastaron de manera presencial, y los 400 de menor importancia se destinaron a la venta en línea. Ante las dimensiones que ha alcanzado la operación, Christie's, una casa de subastas a la que difícilmente sorprenden los excesos, ha asegurado que «marcará un antes y un después» y redefinirá el mercado, sobre todo en lo que se refiere al mobiliario del siglo XVIII, uno de los fuertes de la colección.
Curiosamente, en el catálogo de la subasta no había rastro de las piezas de vestimenta que también coleccionó a lo largo de su vida Hubert de Givenchy, aunque desde el momento en que se dió a conocer la intención de poner a la venta el legado del modisto se ha destacado que era también una manera de conmemorar el 70 aniversario de su primera colección de alta costura, que presentó en París en 1952.
Los que están a buen recaudo desde hace muchos años son sus 'balenciagas', que donó al museo dedicado en Getaria a su admirado maestro Cristóbal Balenciaga. Givenchy fue uno de los principales valedores de la iniciativa, llegando a ser presidente de la Fundación que impulsó un proyecto que, tras muchos y complicados vaivenes, se inauguró finalmente en junio de 2011, con presencia del propio Givenchy.
Cuando a principios de año se anunció la intención de subastar las colecciones de Givenchy, que no tuvo descendencia directa, sus familiares y herederos aseguraron que «a través de esta venta, nos satisface poder celebrar el excepcional gusto de Hubert de Givenchy y su compañero de vida Philippe Venet. Deseamos compartir el legado de elegancia que nos han transmitido, a fin de inscribir su visión en la historia del arte y el diseño de interiores de una manera universal».
Un objetivo tan loable ha sido, también, extraordinariamente rentable, puesto que el precio que han alcanzado la mayoría de los lotes ha sobrepasado ampliamente las previsiones. En concreto, el 85% de los lotes han sido vendidos por encima del precio estimado en la preventa; cinco de ellos han superado los cinco millones de euros, y veinte han estado por encima del millón.
Como piezas independientes, la que ha alcanzado un precio más alto es una escultura Alberto Giacometti, 'La Femme qui marche', concebida en la década de los treinta y realizada en 1955, que un comprador anónimo ha hecho suya por 27.169.500 euros. Le sigue, a mucha distancia, un Miró datado en 1968, 'Le Passage de l'oiseau-migrateur', vendido por algo menos de siete millones de euros. Dos candelabros monumentales atribuidos a Pierre-Philippe Thomire (1751-1843) y correspondientes al final de la época de Luis XVI lograron el tercer precio de venta más alto -casi cinco millones de euros-, superando por muy poco el precio al que se vendió el 'Faune à la lance' de Pablo Piccaso.
Entre las piezas más caras se encuentran también otro Giacometti, sendos bustos de los emperadores Adriano y Comodo, y escritorios del siglo XVIII que deben de ser excepcionales a juzgar por sus precios, que han superado los dos millones de euros. En conjunto, el Top 10 se reparte a partes iguales entre piezas de arte moderno y muebles y objetos decorativos del siglo XVIII.
En cuanto a los destinos de esas y las restantes piezas, la casa de subastas ha indicado que el 68% de los compradores procede de un extraño continente llamado EMEA (Europe, the Middle East and Africa), Europa, Oriente Próximo y África, de manera que queda a criterio de lector determinar cuál de esos tres espacios geográficos es el más susceptible de destinar auténticas fortunas a objetos de arte y decoración. Un 27% de los compradores procede de América, y el origen del 5% restante es APAC, la parte del mundo que engloba a Asia y el Pacífico Occidental, en el que se enmarca China.
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