![Los secretos de la corte británica al descubierto: rabietas, inseguridades y diferencias culturales](https://s2.ppllstatics.com/rc/www/multimedia/2025/02/13/fanilia-real-kQnC-U230850401397wdF-1200x840@RC.jpg)
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Joaquina Dueñas
Jueves, 13 de febrero 2025, 14:38
El último libro del experto en la Casa Real británica, Tom Quinn, promete no dejar a nadie indiferente. 'Sí, señora. La vida secreta de los sirvientes reales' ofrece una visión detallada de las experiencias y percepciones de los empleados de la Corona sobre diversos miembros de la familia real. A través de sus testimonios, el libro desvela apodos, rabietas e inseguridades inesperadas, como las del propio rey Carlos. Acostumbrado a delegar sus tareas diarias en el personal, el monarca ha expresado en alguna ocasión su temor a tener que gestionarse a sí mismo, según ha adelantado The Times. Esta perspectiva pone de relieve el papel fundamental que desempeñan los sirvientes en el día a día de la realeza.
El próximo martes, 18 de febrero, verá la luz esta obra que revela, entre otras cosas, las rabietas del príncipe Guillermo y la paciencia de Kate Middleton para lidiar con el «caprichoso carácter» de su esposo. «No sé dónde estaría Guillermo sin Kate», afirma una antigua empleada. «No se lo han dado todo hecho a lo largo de su vida, así que ella le calma cuando se pone un poco díscolo. Dice que, a veces, hay que tratarlo como a su cuarto hijo», añade.
Los testimonios anónimos del servicio retratan una vida cotidiana marcada por el máximo privilegio, donde cualquier pequeño cambio en la rutina puede alterar por completo el orden establecido. Un relato que cobra verosimilitud si recordamos la escena en la que el rey Carlos, visiblemente molesto, se manchó los dedos con tinta tras firmar un documento pocos días antes de su coronación.
Una coronación que, por expreso deseo de la reina Isabel II, convirtió a Camilla en reina consorte, a pesar de que los hijos de Carlos tenían otros apodos para ella: Lady Macbeth—la ambiciosa villana de Shakespeare—, Bruja del Oeste o Cruella de Vil. Quizás por ello, Camilla se mostró reticente a asumir el título de reina. Según Quinn, es bien conocido su desagrado por el protocolo real, hasta el punto de haber sugerido en alguna ocasión a su marido dejar atrás esa vida de privilegio.
El esnobismo exacerbado de algunos miembros de la realeza también queda en evidencia en el libro. Un ejemplo es el príncipe Andrés, quien, en una recepción oficial, llegó a sentir náuseas por el lunar en el rostro de uno de los cortesanos.
Por supuesto, tampoco faltan revelaciones sobre Meghan Markle, cuya llegada a la corte supuso una auténtica revolución que desembocó en el conocido Megxit, cuyas secuelas aún perduran. Su choque cultural con la familia real alimentó numerosos rumores malintencionados, como el que la vinculaba sentimentalmente con el príncipe Guillermo. «Los abrazos y los besos en las mejillas generaron especulaciones entre el personal del Palacio. Decían que Meghan estaba coqueteando con Guillermo, lo cual obviamente no era cierto. Sin embargo, la tensa atmósfera que se creó como resultado de su cercanía física (y los cotilleos) profundizó la ruptura entre los hermanos», escribe Quinn. De hecho, algunos empleados están convencidos de que, si Meghan hubiera sido la pareja de Guillermo, jamás le habrían permitido casarse con ella, comparándola incluso con Wallis Simpson: «Ya estamos otra vez. Meghan es la Sra. Simpson que vuelve para atormentarnos».
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