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«¡A la mierda!, a la mierda, chaval!, ¡a la mierda!». Así abandonó la donostiarra Soraya García el escenario de 'Got Talent' tras ejecutar un número que dejó al respetable estupefacto. «Voy a quemar el teatro», masculló presa de la indignación. Un arrebato tan ... visceral, tan poco comedido, tan inusual, que rápidamente se hizo viral. Pero, ¿qué propició semejante reacción ante las cámaras?, ¿cómo se llega a ese momento de clímax que bien podría ser el punto de arranque de una película de Almodóvar? La respuesta se perfila en la hemeroteca de El Diario Vasco.
La primera mención a la artista Soraya García se remonta a noviembre de 2012, con una breve información sobre la exposición 'desnudARTE', «una serie de autoretratos desde el año 2000 hasta la fecha, como análisis introspectivo de la desnudez a modo de obras 'espejo'». Son los comienzos de una artista joven, en los que ya se adivinan las líneas maestras que definirán el grueso de su obra: el interés por mostrar la intimidad femenina de manera provocadora. Hay que navegar hasta abril de 2015 para constatarlo. Bajo el titular 'InVaginación, la exposición que habla sobre la libertad de expresión', se desgrana la historia de una arquitecta de formación «con matrícula de honor en el proyecto fin de carrera» que, iniciada en las artes plásticas a la tierna edad de seis años, decide hacer caso a su verdadera vocación y luchar para hacerse un hueco en el mundillo. Para ello trata de financiar su proyecto a través de una campaña de crowdfunding. No lo tiene fácil. «Hay quienes me han insultado en mi puesto, llamándome 'descarada' en el mejor de los casos. E incluso me han confundido con una puta, llamándome por teléfono no para encargar un cuadro sino servicios de prostitución. Recibo casi a diario mensajes de gente desconocida a través de redes sociales o chats que se equivoca absolutamente con mi trabajo; fotos de sus genitales, proposiciones que no vienen a cuento y que me tienen harta», lamenta.
En lo tocante a su biografía, García confiesa que empezó a pintar sus primeros desnudos estando enamorada y al final el arte acabó convirtiéndose en una terapia para ella. Hasta entonces había tenido que lidiar con ciertos trastornos alimentarios que le impedían «mirarse al espejo», pero según fue superándolos, descubrió que el arte era lo que le «daba fuerza como instrumento más potente para canalizar miedos».
La Capitalidad Cultural y numerosas exposiciones a lo largo y ancho del territorio acaban por darle visibilidad a sus obras. Es aplaudida en los circuitos especializados, aunque el gran público sigue resistiéndose. Y ahí, de pronto, encaja 'Got Talent'.
Soraya García es dibujante y pintora, poetisa, modelo de desnudo para pintores, body painter, performer y diseñadora gráfica. Está preparada para mostrarle todo eso al mundo. Y se presenta al popular concurso de Telecinco para ejecutar una «perfo-poesía», que ella misma define como «performance poética con body paint». Entonces Risto Mejide, Eva Hache, Edurne y Jorge Javier Vázquez ven a una chica semidesnuda, con el cuerpo pintado, que recita unos versos sobre la libertad de expresión mientras explota globos sobre el escenario.
«Yo no lo entiendo», se sincera Jorge Javier Vázquez. «Lo que me gusta de tu número es la cantidad de gente a la que no le gustará», aplaude Risto Mejide. Edurne no articula palabra, está boquiabierta. Eva Hache aplaude el recital pero critica los movimientos corporales. El jurado está dividido. El público no. No hay aplausos. «Esto no me lo esperaba», se queja la artista donostiarra al saber que no pasa a la siguiente fase. Entonces toda la frustración acumulada estalla y hace más ruido entre bambalinas que la media docena de globos sobre el escenario. «¡A la mierda!, a la mierda, chaval!, ¡a la mierda!»
Soraya abandona #GotTalent4 como una verdadera furia... 😳 ¿Estás flipando tanto como nosotros? pic.twitter.com/UIiDos2TFg
— FremantleMedia España (@FremantleESP) 26 de enero de 2018
En 2015, Soraya García dijo concebir el arte como «un 'despertar' de conciencias» que «tiene que provocar una emoción, remover por dentro. Y aparte de eso, tiene que tener un lenguaje plástico». Puede quedarle el consuelo de que, en su periplo televisivo, eso sí lo ha conseguido.
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