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El número de usuarios de Proyecto Hombre repunta en Gipuzkoa tras la pandemia. La crisis sanitaria ha hecho mella también entre las personas con problemas de adicción, sobre todo después de la cuarentena obligatoria de la primavera de 2020, cuando las relaciones familiares se ... intensificaron y el conflicto latente que ya existía floreció, dando paso a un incremento del consumo. Los nuevos ingresos han subido un 17,6% el último año en el territorio, según datos de la propia entidad, promovida por Fundación Izan. Si hace dos años, cuando estalló la pandemia, Proyecto Hombre atendió a 311 personas nuevas, en 2021 los nuevos ingresos fueron 366, esto es, 55 más. También ha crecido el número total de usuarios (759 frente a 724) y el de presos atendidos en la cárcel de Martutene (84 frente a 70).
Cuando comenzó el encierro en casa, «lo primero que desapareció de los supermercados fueron las cervezas», recuerda Iñaki Izquierdo, terapeuta y responsable de la comunidad intensiva de Proyecto Hombre en Hernani. Lo que para algunos fue una simple anécdota, para quienes conocen la problemática de las adicciones fue un dato revelador. Así se explica el incremento de usuarios del último año. En 2021 pidieron ayuda aquellas personas que tocaron fondo en 2020. «Se tarda un tiempo en admitir que necesitas apoyo para salir de una situación de consumo constante o adicción». Por eso, desde la entidad no dudan de que «el aumento de personas atendidas tiene que ver con la pandemia».
759 usuarios tuvo Proyecto Hombre en 2021, frente a los 724 del año anterior.
49 años es la edad media de las mujeres atendidas. «Ellas piden ayuda más tarde».
La mayoría, casi ocho de cada diez, son hombres. Que las mujeres usuarias hayan bajado un 2,3% respecto a 2020 «preocupa» en la asociación porque «el porcentaje no refleja la realidad. A las mujeres les cuesta mucho pedir ayuda por el estigma social al que se enfrentan», explica Izquierdo. Solo el 23% de las usuarias de Proyecto Hombre el último año eran mujeres, con una media de edad de 49 años. La media de edad entre los hombres son los 41 años debido a que ellas piden ayuda «más tarde. Les resulta más difícil».
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Independientemente del sexo, la mayoría de quienes acuden a Proyecto Hombre son policonsumidores, es decir, que toman más de una sustancia «como consecuencia de otros problemas». No obstante, el alcohol se ha estabilizado ya como la adicción principal antes de iniciar el tratamiento y su consumo ha subido un 3% el último año. El 37,8% de los usuarios tenía adicción a este tipo de bebidas antes de acudir a la entidad en 2021, es decir, casi cuatro de cada diez. El tratamiento por esta adicción es el que tiene usuarios de una mayor edad, debido a que es una sustancia que «está normalizada en nuestra sociedad».
Sin embargo, mientras el alcohol se mantiene como la sustancia principal, la cocaína gana cada vez más terreno. «Esta droga está escalando posiciones», asegura Izquierdo. Y los datos así lo confirman. En 2019 el 23,9% de los usuarios comenzaron su tratamiento en Proyecto Hombre por consumo de coca, en 2020 fue el 26,4% y en 2021 este porcentaje subió hasta el 27%. Les siguen el cannabis, con un 11,5% de consumidores, y la metaanfetamina, con el 9%. La adicción comportamental, es decir, aquella relacionada con el juego y la ludopatía, también está al alza. El último año el 3,3% de los usuarios de Proyecto Hombre estaba en este grupo.
Desde la entidad trabajan bajo la premisa de que «el consumo es siempre el síntoma». Por eso, hacen «mucho trabajo con la familia» –al año atienden a alrededor de 1.252–, además de un «tratamiento integral» centrado en «cómo está la persona. Se realiza una revisión histórica de la vida, del presente y también del futuro. Cómo quieren vivir». Entre otras cosas, Izquierdo ha percibido en este tipo de análisis que «mucha gente dispara el consumo cuando pierde el trabajo». El 36,9% de los usuarios del último año estaban en paro tras una temporada trabajando, y el 33,7% tenían un contrato indefinido o eran autónomos. Además, más de la mitad, el 56,8%, eran solteros, frente al 18,4% de casados y un 9,5% de separados.
En un momento en el que el consumo empieza a repuntar, desde Proyecto Hombre recuerdan que «cualquiera puede necesitar ayuda» en algún momento de su vida. De ahí la necesidad de desestigmatizar este tipo de entidades. La imagen social de la asociación está «distorsionada. La gente aquí no consume ni está tirada». El 40,5% de los usuarios pide ayuda gracias a familiares o amigos, y el 39,7%, por iniciativa propia.
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