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Maider Arruti casi cancela esta entrevista. Cada vez que tiene que salir de casa la ansiedad se apodera de ella. Pensamientos como 'todos me están ... mirando', 'se están riendo de mí' o 'todos están en mi contra' se repiten constantemente en su cabeza. Las manos le comienzan a temblar, el nudo en la garganta aprieta con más fuerza y le entran unas inmensas ganas de llorar. Esto tiene un porqué y Maider ha conseguido ponerle nombre a aquello que le ha cambiado la vida: agorafobia, un trastorno mental caracterizado por el miedo o la ansiedad a los espacios públicos o concurridos; «miedo a salir de casa», resume en pocas palabras esta errenteriarra de 21 años, que presenta esta tarde su cortometraje 'Barruko dardara' (El temblor interior) en Donostia para arrojar luz sobre este trastorno.
Maider carga con diferentes diagnósticos. Primero fue la ansiedad, seguido de un trastorno alimenticio, una depresión y el último en llegar fue la agorafobia. En un principio, la de Errenteria no sabía por qué le costaba salir a la calle. «Pensaba que era por la ansiedad o la depresión». Pero todo cambió cuando se dio cuenta de la magnitud del problema. «Dije 'ostras, no puedo salir de casa, me da miedo'». Recibir el diagnóstico «fue duro», admite Maider. «Por fin sabía qué me pasaba, pero a la vez, no sabía lo que era. Nunca había escuchado hablar de la agorafobia y en internet tampoco encontraba mucha información», recuerda.
Dos años después de haber escuchado la palabra agorafobia por primera vez, Maider admite que el reto «sigue ahí», pero que tanto la terapia como la medicación le ayudan día a día. Es como una montaña rusa. «Tengo días mejores y otros peores». Pero cuando echa la vista atrás, Maider se da cuenta del progreso que ha realizado en estos dos años, pues hubo una temporada que «cancelaba todos los planes». Si había quedado con las amigas «ponía alguna excusa». ¿Tenía algún compromiso? «Lo cancelaba». Lidiar con ello en plena adolescencia causó que «me distanciara de mis amigas, dejara las redes sociales... Fue muy duro», insiste entre resoplos, como si le costara hablar del tema. Sin embargo, sonríe cuando habla sobre la escritura, «ha sido mi refugio y mi terapia. No paro de escribir».
En uno de sus ingresos en el hospital, Maider comenzó a desahogarse en una especie de diario porque «sentía que nadie me entendía». Ese diario, lleno de sus sentimientos más íntimos, se transformó en el libro 'La vida da mil vueltas'. Y es que Maider asegura que «siempre tengo un trabajo entre manos». El más reciente se proyecta esta tarde en la sala de conferencias Alberto Iglesias del centro Olarain, ubicado en el barrio donostiarra de El Antiguo. El cortometraje está elaborado por Maider, que estudia realización audiovisual, y muestra en primera persona lo que ronda en la mente de una persona con agorafobia al intentar salir de casa para ir al psicólogo. «Creo que puede ayudar a las personas que estén pasando por lo mismo o a sus familias y su entorno cercano», así como ayudó a los suyos. «Pudieron entender lo que me pasaba».
A raíz de hacer el corto «me di cuenta de que no lo tengo tan superado como pensaba», confiesa. «Todavía me pongo muy nerviosa, me agobio, me entran ganas de llorar... A veces sigo sin poder salir». En estos momentos, Maider intenta recordar que «tu peor enemigo no es la gente, sino tú misma. Es una lucha interna».
De momento, gracias a la Asociación guipuzcoana de familiares y personas con problemas de salud mental (Agifes), Maider tiene un motivo por el que salir de casa sin miedo, porque «he encontrado una comunidad de la que me siento parte y donde nos entendemos unos a otros».
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