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Una vecina de Azpeitia señala a este periódico la grieta ocasionada en su casa por el terremoto.

30 de agosto de 1997: El día que tembló la tierra en Gipuzkoa

Efemerides ·

Dos seísmos de magnitudes 3,6 y 3,4, con epicentro entre Azpeitia y Azkoitia, provocaron la alarma en el territorio. La zona oriental es la que ésta más expuesta a los terremotos en Euskadi aunque sus efectos sólo provocarían «daños leves»

Antton Iparraguirre

San Sebastián

Domingo, 30 de agosto 2020

La zona oriental de Gipuzkoa es la que ésta más expuesta a los terremotos en Euskadi aunque sus efectos sólo provocarían «daños leves», según se recoge en el Plan de Emergencia Sísmico de Euskadi. Un ejemplo se produjo el 30 de agosto ... de 1997. Los vecinos de las localidades de Azpeitia, Azkoitia y Eibar no olvidan la situación de pánico que vivieron un minuto después de dar las seis de la mañana. Este día se registraron dos seísmos de magnitudes 3,6 y 3,4, y producidos a 18 kilómetros de profundidad. Causaron alarma entre los ciudadanos de toda Gipuzkoa y parte de Bizkaia, ya que el temblor se llegó a notar desde Durango hasta San Sebastián. Afortunadamente no originaron heridos y los daños materiales no fueron de gran importancia.

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Los dos terremotos tuvieron su epicentro entre Azpeitia y Azkoitia. El de magnitud 3,6 en la escala de Richter sacudió la tierra a las 6.01 horas. Once minutos después, y como réplicas, se registraron otros dos temblores. Uno, una intensidad de 3,5, grados y, epicentro en Azpeitia y Azkoitia. El otro, réplica del anterior, se produjo también a las 6,12 con una magnitud de 3,4 grados y epicentro en Eibar.

Tanto la Ertzaintza como la Guardia Municipal de varias localidades de Gipuzkoa recibieron decenas de llamadas de ciudadanos asustados por los temblores.

Varios vecinos de Azpeitia, Azkoitia y Eibar relataron a este periódico que sintieron «como si hubiera habido una gran explosión». Otros dijeron que «la cama se movía» o que «las paredes de casa vibraban como cuando pasa un camión pesado por la calle». Hasta algunos sufrieron tal susto que no se atrevían a encender la luz de la habitación tras despertar de forma tan abrupta y sobresaltada. «Al mirar el cuarto daba la sensación de que las paredes hacían ondas», indicó un hombre. Algunos vecinos salieron a los balcones y en varias calles la escena fue de personas atónitas en las ventanas ante la experiencia vivida. Fueron conscientes de que había sido un terremoto. Lo cierto es que se produjeron reacciones de todo tipo ante los inesperados seísmos, incluso de gente que no se enteró de nada, o que pensó que todo era producto de un mal sueño.

El movimiento de tierra de mayor intensidad registrado en Euskadi desde ese 30 de agosto de 1997 se produjo el pasado 17 de junio. Dos pequeños terremotos en un intervalo de media hora se registraron en Tolosaldea sin que apenas fueras percibidos por los vecinos de la zona. Según los datos del Instituto Geográfico Nacional, el primero de ellos se registró al noroeste Itsasondo a las 15.34 horas con una magnitud 3 y con el epicentro a 21 kilómetros de profundidad. Poco después, concretamente a las 15.57 horas hubo una réplica de magnitud 2,6 al sur de Beizama. Estos dos seísmos suponen el mayo movimiento de tierra en Euskadi en más de dos décadas.

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El Plan de Emergencia Sísmico de Euskadi considera «improbable» movimientos sísmicos de carácter destructivo en Euskadi y contempla niveles de entre 4 y 6 de afección en una escala que llega hasta el nivel 12. La mayor parte de Euskadi queda englobada en los niveles 4 y 5 y sólo la zona oriental de Gipuzkoa, que abarca desde Hondarribia hasta Zaldibia, incluyendo algunas pedanías de San Sebastián y Tolosa, entrarían en el nivel 6, considerado como «levemente dañina». Un terremoto de estas características sería sentido por la mayoría de la población dentro de los edificios y por muchos en el exterior y algunas personas podrían perder el equilibrio o asustarse. Asimismo, podría producirse caída o rotura de objetos como vajillas, el desplazamiento de algunos muebles y podrían registrarse desprendimientos de cornisas o de otros elementos de fachadas. Para los niveles 4 y 5 los efectos serían aún menores.

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