Gota fría en Gipuzkoa
Aislados en Ereñozu: «Hemos pasado mucho miedo, parecía que volvía a pasar lo de 1983»Gota fría en Gipuzkoa
Aislados en Ereñozu: «Hemos pasado mucho miedo, parecía que volvía a pasar lo de 1983»Apenas fueron un par de horas de lluvias torrenciales, pero la huella que la gota fría focalizada en el sureste de Gipuzkoa y el norte de Navarra será difícil de olvidar. Los cientos de litros de agua marcaron registros históricos de precipitaciones y ríos como ... el Urumea se desbordaron, dejaron inundaciones en puntos como Hernani o Astigarraga. Las grandes trombas de agua provocaron también que algunas zonas quedaran aisladas, como es el caso de Ereñozu, entre Hernani y Urnieta, donde sus vecinos vieron cómo la montaña se les venía encima y las trombas de agua arrasaban con carreteras y terrenos a su paso.
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«Hemos pasado mucho miedo. Ha habido muchos desprendimientos. Las laderas del Adarra caían sobre nuestras casas», recuerdan todavía asustadas Maria Luisa y Ana Aranburu, dos hermanas afectadas por las fuertes lluvias del fin de semana. La tormenta arrancó hacia las cuatro de la mañana del sábado y, en apenas dos horas, su efecto fue considerable. «La carretera, las huertas, los terrenos... todo estaba inundado. Desaparecido. El agua cayó de tal manera que arrasaba con todo. Daba miedo», recuerdan.
Impotentes y asustados, los vecinos de Ereñozu veían cómo se quedaban aislados. La carretera que une Hernani con los caseríos y la GI-3410, desde Hernani a Goizueta, quedó inoperativa por la subida del nivel del agua del Urumea y los desprendimientos de la montaña. Hasta ocho puntos de la vía quedaron cortados por el lodazal o árboles caídos. «Hacia media tarde, cuando el agua aflojó, se pudo limpiar la conexión con Hernani, pero hacia Navarra sigue cortado», apuntan.
Por un momento, las mentes de Ana y Maria Luisa viajaron al verano de 1983, cuando las grandes lluvias torrenciales arrasaron Gipuzkoa. «Parecía que estaba volviendo a pasar. El agua bajaba con una agresividad nunca antes vista. Los terrenos, las huertas, los jardines, todo se ha perdido», reconocen. «Por suerte, no ha sido letal ni ha habido que lamentar ninguna pérdida mayor, pero la virulencia con la que caía el agua asustaba de verdad. Era una tormenta muy concentrada y brutal que pasó en un lapso corto de tiempo. Hizo que no pusiéramos en lo peor».
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