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Las últimas semanas han vuelto a ser ajetreadas, en cuanto a rescates, en el Mediterráneo Central. Diferentes oenegés han tenido que salir, una vez más y ya son miles, a buscar entre la inmensidad del mar pequeños botes llenos de personas que buscan huir de sus países de origen. Esta tarde, el busque de rescate Aita Mari ha soltado minutos después de las 18.30 horas sus amarras desde el puerto de Adra (Almería), y se ha dirigido al Mediterráneo Central, para prestar apoyo a las demás embarcaciones y cubrir la ruta migratoria entre Italia y Libia., según ha señalado Salvamento Humanitario en su cuenta de Twitter.
UPDATE AITAMARI: AitaMari acaba de poner rumbo a la zona SAR.
Salvamento Maritimo Humaniario (@smhumanitario) February 12, 2021
AitaMari SAR zonaldera bidean.
AitaMari towards SAR Zone. #SOSmarenostrum #sololesquedaelmar #itsasoabakarrikgeratzenzai #theyonlyhavethesea #AitaMari #SMH #maydaterraneo pic.twitter.com/CcJ8W9rj1l
El Aita Mari, que estaba listo para zarpar desde principios de mes, ha tenido que retrasar su salida en varias ocasionespor las rigurosas inspecciones a bordo. Desde la oenegé calculan que en unos cinco días, dependiendo del estado del mar, «llegaremos hasta la zona de búsqueda y rescate». La tripulación está compuesta por 13 personas. Además, el Aita Mari cuenta con una clínica a bordo, con material para realizar test de antígenos y EPI para protegerse del Covid-19.
El flujo de personas que sale desde la costa africana, principalmente desde Libia, no cesa. Ni la pandemia ni el mal tiempo frenan las salidas y las oenegés trabajan a destajo para poder salvar a los cientos de migrantes que cada semana se juegan la vida en busca de un futuro mejor en su Europa soñada. En las última semanas, la flota civil ha sido testigo de la salida de miles de personas desde las costas de África en naves sobrecargadas. Muchas de esas personas fueron capturadas en alta mar y devueltas a Libia, donde, según las Naciones Unidas, no se respetan los derechos humanos de las personas que migran. Solo ayer, 200 personas fueron devueltas a Libia; entre el 2 y el 7 de febrero, fueron 1.487 (datos de OIM Libya). Lo cierto es que diez años después de la revuelta en Libia, apoyada por la OTAN, y que terminó con 42 años de dictadura de Muamar Gadafi, el país sigue siendo escenario de conflictos y caos y la población está cada vez más empobrecida. La caída de Libia en la anarquía ha convertido al país en el principal centro de tráfico de migrantes del norte de África, desde donde decenas de miles de personas tratan de llegar a Europa en peligrosos viajes en barco.
Los migrantes que no son interceptados o devueltos al país de salida y no llegan a ningún puerto se quedan en el mayor cementerio del mundo: el Mediterráneo. En lo que llevamos de 2021, OIM Libya informa de, que al menos, ha habido cinco naufragios que han costado la vida a 87 personas.
Por su parte, la Unión Europea sigue mirando hacia otro lado y no da luz verde para movilizar sus recursos y enviar su flota de navíos a la zona.
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