La periodista Gemma Herrero publicó en la revista Jot Down un texto titulado '¿Cómo íbamos a explicar la situación de las futbolistas si en las redacciones estamos rodeadas de 'Rubiales'?'. En él detalla escenas de machismo, acoso y faltas de respeto que han sufrido habitualmente ... tanto ella como otras colegas suyas en el periodismo deportivo.
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Es casi lo primero que recuerdo de cuando empecé a trabajar en una radio: una compañera, becaria como yo, volvió asqueada después de entrevistar a un famoso actor y director de cine. El tipo le vaciló y le babeó todo el rato, le pidió que apagara la grabadora y le dijo que fuera con él al cuarto de baño. Menos mal, nos dijo ella, que estábamos en una cafetería con gente alrededor. A otra becaria, el encargado de publicidad le proponía trabajos falsos: eran excusas para irse juntos fuera de la redacción, comer por ahí y tratar de ligar con ella. A otra compañera, reportera internacional, al final de sus conferencias le suelen preguntar qué es lo peor para una mujer que trabaja en países en conflicto: responde que no ha pasado miedo por situaciones violentas pero que está harta del ninguneo de los hombres con poder. Muchos de ellos no la toman en serio, desvían la entrevista para tontear, para invitarla a cenar.
Los testimonios de nuestras colegas son interminables y palmarios: lo que algunos consideran gestos inofensivos son los gestos con los que se va desplegando un desprecio y un abuso específico contra las mujeres.
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