Isidro Jara, natural de Móstoles, me envió una fotografía en blanco y negro. Aparecen unos 150 hombres sentados en un terraplén, mirando a cámara, vestidos con los mismos pantalones, camisas y gorros, custodiados por militares. Uno de los hombres es el padre de Isidro, Baldomero, ... quien dató la foto en su reverso: «Rentería, 20 de septiembre de 1940».

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Baldomero fue herido durante la defensa de Madrid, detenido por los militares golpistas y enviado a un batallón de castigo para construir carreteras en Gipuzkoa. A su hijo le hablaba de un túnel: sería el de Aritxulegi, perforado por presos republicanos maltratados, hambrientos, enfermos, de vez en cuando fusilados. Luego lo metieron en un tren ganadero, donde pasó tres días de pie, apretado entre cientos de presos, haciendo sus necesidades allí mismo, hasta Tarifa. Sin juicios ni condenas, cumplió tres años de trabajos forzados.

Con la ayuda de historiadores y memorialistas, Isidro ha situado a su padre en el batallón disciplinario 11 y en los campamentos de Oarsoaldea. Ahora se emociona porque la foto que guardó Baldomero sale como portada del libro 'Vencidos y esclavizados', en el que Miguel Ángel Barcenilla habla de los cinco mil trabajadores forzados, la mayoría castellanos, andaluces y asturianos, que pasaron tanta miseria en nuestra tierra. Quiere visitar los barracones de los presos que la asociación Etxetxo recuperó en Jaizkibel y dar las gracias a quienes arrancaron tantas zarzas.

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