Chicos y chicas empezaron a pintar grafitis en los muros de la Comuna 13 de Medellín (Colombia) y los vecinos se asustaron: creyeron que eran marcas para que las guerrillas o los paramilitares entraran en esas casas, secuestraran, torturaran, violaran y asesinaran otra vez.

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Desde ... los años 50, miles de campesinos desplazados por la violencia se amontonaron como pudieron en estas lomas de Medellín y levantaron inmensos barrios de cartón, chapa y ladrillo. Las guerrillas y los paramilitares desataron una guerra para controlarlos, el ejército lanzó veinte operaciones de asalto y la Comuna 13 se convirtió en un festival del horror cotidiano.

Aquí nació Yur Arley Perea, alias Shura, uno de los jóvenes que decidió luchar. Pero luchar contra la violencia, a través del arte: montaron una escuela de diseño, una red de cantantes de hip hop, un concierto multitudinario que se llamó 'Revolución sin muertos'. Sufrieron las amenazas de los grupos armados y el recelo de los vecinos, que los consideraban pandilleros, drogadictos o colaboradores de los violentos. Hoy Shura impulsa el centro cultural Kolacho y dirige el Graffitour, un recorrido por los murales de los callejones, las galerías de arte urbano, las exhibiciones de break dance, las mil tienditas y restaurantes que han florecido en paz. Gracias a artistas como él, la Comuna 13 es la visita de moda en Medellín. Shura advierte del peligro: «Acá van a sacar tantas fotos que se les va a llenar el teléfono».

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