Cuando atacó en el col de la Turbie, Federico Ezquerra se lanzó a la escapada de su vida. El primer motivo era obvio: si coronaba con ventaja, los favoritos ya no podrían alcanzarlo en la corta bajada a Niza y se convertiría en el primer ... vasco ganador de etapa en el Tour. En otras etapas ya había pasado primero por el Galibier y el Ballon de Alsacia, pero siempre lo capturaban en las bajadas y los llanos hasta las metas en las ciudades. El segundo motivo no se lo podía imaginar: era el 19 de julio de 1936, el golpe militar de la víspera en España se acabaría imponiendo y él tardaría un año y medio en volver a casa. Ganó en Niza, pero su triunfo sonó remoto y apagado entre los tambores de guerra.
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Ezquerra se quedó en Francia con otros ciclistas de la selección española. En la salida del Tour de 1937, firmaron un manifiesto de adhesión a la causa republicana y donaron sus ganancias a los huérfanos de la guerra. Cañardo y Berrendero consiguieron dos triunfos emotivos en los Pirineos, aclamados por los refugiados españoles, incluso por los soldados republicanos que cruzaron el puente de Puigcerdà para vitorearlos. Cañardo se encontró allí con su cuñado, a quien daban por desaparecido hacía meses, lo abrazó, tomó la salida y ganó la etapa.
Ezquerra se retiró ese mismo día, enfermo, febril, vestido por última vez con el maillot tricolor republicano. Al final de la temporada regresó a casa, los franquistas echaron el cerrojo y nunca volvió al Tour.
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