Recuerdo la época en la que coleccionábamos fichajes exóticos (portero sueco, centrocampista turco, delantero malgache, no acertamos con ninguno) y nuestros primos rojiblancos se cachondeaban cantando '¡a la Real / le falta un esquimal!'. Me parecía una rima ingeniosa para el nivel de los cánticos futboleros, ... pero como ataque resultaba fallido: prefiero ser de un equipo en el que puede jugar tranquilamente un inuit que de otro que establezca vetos contra futbolistas circumpolares.
Publicidad
Dicho esto, me llamó la atención el modo en que muchos tipos picados respondían a los seguidores del Athletic en las redes sociales tras su reciente triunfo en la Copa: los acusaban de xenófobos, porque juegan con futbolistas nacidos o formados en Euskal Herria. No creo que sea xenofobia, pero desde luego es la misma idea en la que se basa cualquier selección nacional, incluida la española que muchos de esos tuiteros picados apoyan con fervor. Pronto llegan los Juegos Olímpicos, la máxima celebración de ese criterio agropecuario de encuadrar a los atletas por nacionalidades, como si no hubiera circunstancias más relevantes para un deportista, otras causas por las que sudar la camiseta. Preferiría ver competiciones de jugadores que empezaron obligados por sus padres contra otros que recibieron prohibiciones, carnívoros contra vegetarianos, de izquierdas contra derechas, creyentes contra ateos, rockeros contra reguetoneros; entonces sí que tomaría partido con verdadera pasión.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
El Diario Montañés
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.