Secciones
Servicios
Destacamos
Llegué a Becerril de Campos siguiendo un misterio náutico. Pregunté en el bar La Behetría y me dijeron que sí, que el velero estaba en la plaza Mayor (a 144 km del mar en línea recta). Eso que llaman «el velero» es un escudo en ... el que aparece un bergantín de velas cuadradas. Alguien lo colocó hace un montón de años en lo alto de una farola y ya nadie sabía qué representaba ni qué pintaba allí. Lo comprobé: es el escudo de Donostia.
Se lo conté a la gente maja del bar y alucinaron. Habían pasado pocos meses del flechazo futbolero entre becerrileños y donostiarras (con la famosa eliminatoria de Copa y el posterior viaje de medio pueblo a ver un partido de la Real en Anoeta). Supongo que el escudo debió de regalárselo algún alcalde donostiarra a Mariano Haro, alcalde de Becerril desde 1979 hasta 2003, atleta que ganó los crosses de Elgoibar y Lasarte, plusmarquista de las cien vueltas a una plaza de toros en Tolosa, figura olímpica y mundialista, cazador de perdices a la carrera en su infancia.
Los arrieros becerrileños traían bacalao de los puertos cantábricos. Los barcos flotan ahora por encima de los fresnos y los chopos, cuando navegan con turistas por los acueductos del Canal de Castilla, entre viejos astilleros y fábricas de harina. Los de Becerril presumen de haber impulsado una ola, un tsunami castellano, en las gradas de Anoeta. Y Mariano Haro, que murió la semana pasada, dejó en la plaza toda esa nostalgia del océano, ese signo de hermandad.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Las zarceras tras las que se esconde un polígono industrial del vino en Valladolid
El Norte de Castilla
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.