El Gran Aburrido, después de soltar un bostezo con el que se traga siete millones de galaxias, se fija por primera vez en un rincón vacío del universo. Es un desierto en el que solo flotan cuarenta galaxias desperdigadas. Una de ellas, una espiral pequeña, ... contiene apenas doscientos mil millones de estrellas. Al Gran Aburrido le llama la atención un planeta azul que gira alrededor de una enana amarilla, porque, en uno de sus continentes, un edificio ovalado emite luces intensas en plena noche. Del óvalo también surgen rugidos animales, siguiendo una pauta que el Gran Aburrido no descifra, pero sí que identifica al emisor: ochenta mil individuos. Pertenecen a una especie de ocho mil millones distribuidos por las zonas continentales del planeta. Los selectos ochenta mil se alinean perfectamente en el graderío, prodigiosa colmena. El Gran Aburrido entiende que están celebrando una ceremonia de exaltación de la especie: en el centro del templo, un individuo corre a toda velocidad, clava un palo en el suelo, sale volando, rebasa un listón, y en las gradas revienta un rugido atronador. Los individuos exultan porque su especie ha saltado un centímetro más arriba.
Publicidad
El Gran Aburrido suelta una carcajada cósmica, aplasta sin querer cien millones de galaxias, siente una oleada de cariño por esta especie tan conmovedora, ¡por fin algo divertido en este universo tan serio! Se compra una camiseta amarilla y canta '¡Mondo, Mondo, Mondo!'.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Estafan 50.000 euros a una conocida empresa de vinos en Cádiz
La Voz de Cádiz
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.