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El 24 de febrero, el día que cambió el mundo, entraba en un quirófano. Lo que debiera haber sido, unas horas después, un despertar agradable, incluso chistoso, fue una pesadilla. En la tele de la habitación sonaban, bombas, explosiones, Rusias, Zelenskis. Y duró horas, días ... después de salir del hospital, meses. ¿Sigo anestesiada?

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