Protesta negacionista hace unos días en Madrid. EFE

Aniversario, negacionismo y opacidad

El árbol de la ciencia ·

Hace dos años comenzó la COVID, una triste historia de imprevisión y muerte

Domingo, 2 de enero 2022, 07:46

Se cumplen dos años del primer caso de COVID en Wuhan. Hasta que casi todo el mundo esté vacunado o se descubra una vacuna esterilizante o un tratamiento sintomático eficaz, es probable que nuevas mutaciones causen contagio, enfermedad y muerte o, quizás, el virus se ... atenúe para sobrevivir, se haga endémico y estacional, como el de la gripe, y se pueda convivir con él en el plano personal, social y económico. Con la debida cautela, todo indica que los casos graves serán cada vez más raros gracias a la protección que brinda la vacuna. Lo estamos viendo con ómicron, una variante muy contagiosa que está poniendo en jaque la Atención Primaria por el elevado número de contagiados con síntomas leves pero que, salvo auténtico cataclismo, no colapsará el sistema hospitalario por la escasez de casos graves entre los vacunados. La vacunación ha sido un éxito en España y, junto con el uso de mascarilla y la ventilación de espacios cerrados, es la razón por la que afrontamos esta ola con un menor impacto social y económico que otros países con índices de vacunación inferiores. La sanidad pública ha actuado con una planificación excelente y la ciudadanía ha mostrado una racionalidad, solidaridad y responsabilidad encomiables. De hecho, el movimiento negacionista, irracional e insolidario, es poco relevante aquí, aunque es muy dañino. Se nutre de la desinformación y los vacíos de la ciencia. Para combatirlo, la comunicación sobre la pandemia debería ser menos triunfalista y más pedagógica, rigurosa y previsora de situaciones como la actual. Cada día debería destacarse el dato que demuestra que el riesgo de morir o ingresar en UCI es muy superior entre personas no vacunadas. Y que ningún creyente antivacunas ingresado rechaza el oxígeno ni los carísimos fármacos que pagamos entre todos. La UCI salva la vida e inyecta racionalidad.

Publicidad

Ningún antivacunas ingresado rechaza el oxígeno ni los carísimos fármacos que pagamos todos

La falta de transparencia, también da alas al negacionismo. Por eso, sorprende la reticencia del Gobierno a someter su gestión a una auditoría científica independiente. Además, cuando se rehuye dar explicaciones no se aprende y, si no aprendemos, la siguiente pandemia nos volverá a pillar desprevenidos y desprotegidos. Así que conviene recordar. El brote se declaró el 31 de diciembre de 2019. Las autoridades chinas tardaron en informar, pero una semana después científicos chinos aislaron el virus, secuenciaron su genoma y constataron la transmisión entre humanos. Un grupo de expertos alertaba en la edición 'on lin' de Lancet del 24 de enero de «la potencial gran difusión del virus por su transmisión por vía aérea» y concluían que «debe hacerse todo el esfuerzo por entender y controlar la enfermedad. El momento de actuar es ahora». ¿Qué se hizo hasta el 14 de Marzo, fecha en la que se decretó el confinamiento? El 30 de enero la OMS lanzó una alerta internacional, pero el 18 de febrero, los expertos gubernamentales europeos consideraron «bajo» el riesgo de propagación («unos pocos casos parecidos a una gripe»). El 21, hospitales de Italia declaraban vivir una situación dantesca. El 26 se recomendó lavarse las manos y toser en el codo. Los hospitales se saturaban y se trabajaba sin medios de protección. Mientras tanto la vida seguía, sin cancelar eventos masivos «para evitar el alarmismo». Dos años después, han muerto más de 5 millones de personas, unas 120.000 en España (según el INE). En su libro «Spike: el virus contra la gente», J Farrar del Welcome Trust, institución puntera en investigación médica, afirma que el 24 de enero informó al Gobierno británico de la situación que se avecinaba y de la necesidad de tomar medidas. ¿Hicieron lo mismo nuestros expertos tras leer aquel Lancet? ¿Se les hizo caso? En una democracia, un responsable debe rendir cuentas precozmente y dimitir si fuese lo coherente. En esto los países del norte son más racionales (y vergonzosos).

Una auditoría científica independiente y honesta para esclarecer lo sucedido aquellos días fatídicos devolvería la confianza en la política a una sociedad madura y hastiada. Sin duda, este sería un buen modo de comenzar el año.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete los 2 primeros meses gratis

Publicidad