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El año pasado fue el más cálido y seco de lo que va de siglo en Gipuzkoa. La temperatura media fue 1º superior al promedio, ... al trepar hasta los 14,5º y con varias estaciones de medición registrando sus máximos desde que hay registros; llovió un 20% menos; hubo un 20% más de horas de sol; y se batió el récord de noches tropicales. Ya son dos más por año que hace medio siglo, con especial mención a localidades costeras como Hondarribia, que registró hasta 29 madrugadas por encima de 20º.
Son las principales conclusiones del IV Informe de Impacto y Vulnerabilidad al Cambio Climático en Gipuzkoa que elabora la Fundación Naturklima, y que este año se ha centrado en el impacto que el cambio climático puede tener en los recursos hídricos del territorio (ríos, embalses, acuíferos...). El estudio ha sido presentado este jueves por el director de Naturklima, David Zabala, y el diputado de Sostenibilidad de Gipuzkoa, José Ignacio Asensio (PSE).
Ambos han advertido de que «2022 fue extremadamente cálido en Gipuzkoa. Todas las estaciones del año se caracterizaron por un aumento de temperaturas». Como ejemplo, han citado el invierno y «especialmente diciembre, con un episodio extraordinario de temperaturas muy altas con registros por encima de los 20º». En primavera destacó el mes de mayo, cuando «se superaron por primera vez registros récord por encima los 30° en muchas de las estaciones del territorio». El verano, por su parte, se caracterizó por la persistencia de temperaturas elevadas y numerosos episodios de calor extremo. Lo más llamativo sucedió en otoño, cuando en octubre se registró una anomalía térmica que hizo que la temperatura promedio fuera hasta 4º superior a la habitual en todo el territorio, constituyendo la anomalía más alta jamás observada para cualquier mes del año.
La temperatura máxima absoluta observada fue de 42,88°, alcanzada en Arrasate. El número de días con temperaturas máximas superiores a 32° fue muy elevado en todas las estaciones meteorológicas del territorio. De media, cada medidor superó esa cota en 20 jornadas el año pasado, aunque en algunas se llegaron a sobrepasar en más de 30 ocasiones, como en las de Arrasate o Estanda (Beasain).
Hizo mucho calor, y no solo de día. Además del incremento de las temperaturas medias, máximas y mínimas diarias, el número de noches tropicales y días cálidos también presentó una tendencia creciente. De hecho, se batió el récord de noches tropicales, sobre todo en localidades costeras como Hondarribia, que sufrió 29 madrugadas por encima de 20º. «De media, tenemos dos noches tropicales más que en 1971», ha constatado Zabala.
La insolación también fue netamente superior a los valores normales, con cerca de un 20% más de horas de sol en el conjunto del año. Hubo más sol y menos lluvia. Las precipitaciones fueron un 20% inferiores al periodo histórico tomado como referencia (1981-2010). Goierri fue la comarca más seca de Gipuzkoa, mientras que en la zona más oriental del territorio la precipitación anual estuvo más cerca de los valores normales. Esta variable contraviene la tendencia observada en los últimos años, que estaban siendo en general más húmedos de lo habitual.
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Como es sabido, una de las consecuencias del cambio climático es la subida del nivel del mar. En el Golfo de Vizcaya se presenta una tasa de ascenso de entre 0,99 y 3,7 centímetros por década (a una media de 2,5 cm. por década) desde los años 90 del siglo pasado. El informe advierte de que el ascenso del nivel del mar en el entorno de la costa guipuzcoana se está acelerando en las últimas tres décadas respecto al ascenso medio en el siglo XX.
A pesar del aumento de las temperaturas y de los episodios de sequía, la situación de los recursos hídricos de Gipuzkoa (ríos, embalses, acuíferos y demás masas de agua) presenta una mejora «significativa» desde finales del siglo pasado. Una situación que Asensio ha achacado a «la introducción de tecnologías de depuración de aguas residuales urbanas e industriales», que optimizan la utilización de cada gota.
Más que su eventual escasez, el diputado de Sostenibilidad ha apuntado que el principal riesgo en el territorio a largo plazo es el previsible incremento de la temperatura de las aguas, lo que «podría provocar cambios en la biología de la fauna más sensible (especies de agua fría como la trucha común y macroinvertebrados), especialmente en los tramos altos de los afluentes del interior». Aún y todo, respecto a la disponibilidad futura de agua dulce para el consumo humano, no ha obviado que si bien en situaciones climatológicas similares a las de las últimas décadas el riesgo de afección es todavía bajo, «en situaciones de sequía prolongada sí que podrían producirse desequilibrios entre disponibilidad y demanda». Por el momento, las proyecciones avanzan una reducción de los recursos hídricos en Gipuzkoa que varían entre un -2,5% en el corto plazo (2011-2040) a un -30% en el largo plazo (2071-2100) dependiendo de los escenarios de emisiones a la atmósfera de gases de efecto invernadero.
En este escenario, Asensio ha vuelto a llamar la atención sobre las consecuencias negativas del cambio climático que ya se observan en los indicadores meteorológicos, y ha remarcado que «es el momento de elevar nuestra ambición climática y socializar toda la información de la que disponemos para que entre todos podamos adoptar las medidas de prevención y corrección pertinentes».
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