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Nidia González
Jueves, 29 de agosto 2024, 02:00
El tradicional día de San Agustín volvió a transformar un año más el valle de Artikutza en un escenario festivo, donde naturaleza y la celebración se entrelazaron en perfecta armonía. Familias y amigos disfrutaron de música, partidos de pelota, herri kirolak y la tradicional misa que marcó el inicio de la jornada. A la entrada de la ermita, dos amigas, Mariasun Otxoteko y Mariasun Juan, observaban con devoción la ceremonia. «Venimos todos los años, y hoy lo hacemos en buena compañía», comenta Otxoteko, mientras acaricia a su fiel perra 'Ilargi'. Los menos devotos paseaban al aire libre y exploraban los puestos de productos de artesanía y las txosnas que ofrecían comida y bebida a medida que los visitantes llegaban a la finca, propiedad del Ayuntamiento de San Sebastián.
Comprando queso y miel en uno de los puestos instalados estaba Pili Etxetxikia. «Es la primera vez que vengo. Hace una semana me reuní con mis hermanos y cuñados y decidimos venir. Es precioso y el día no pudo haber salido mejor», resalta. En su ruta en coche desde Azpirotz y Leitza, la cuadrilla aprovechó a visitar el antiguo embalse. Para José Ramón Etxabe, el día de San Agustín es una fecha ineludible. Este veterano quesero lleva más de veinte años vendiendo quesos y miel. «El año pasado el tiempo no acompañó pero hoy, con el sol y el ambiente, será un gran día para las ventas», asegura el quesero.
Otros veteranos del lugar son la familia Domínguez Telletxea, que no pierde la oportunidad de celebrar a su santo. Tras casi cincuenta años de casados, este matrimonio acudía este miércoles por primera vez junto a sus dos nietos. «Recuerdo cuando veníamos con nuestros padres, y ahora traemos a los nietos», señala el aitona, mientras disfrutan de la jornada con txistorra y un vermut. Aventureros por naturaleza, esta pareja solía visitar lugares como Artikutza o Guadalupe (Hondarribia) y acudía a diversas romerías, donde surgió su amor. Hasta la finca donostiarra llegaron a pie unos vecinos de la localidad navarra de Saldias, que saludaban y compartían su hazaña. «Hemos tardado cuatro horas», explicaba el matrimonio mientras buscaban su merecido aperitivo.
Finalizada la eucaristía, el deporte tomó el relevo en los actos festivos. En la plaza, aficionados aguardaban el primer partido de esku pilota femenino. Alize, Katixa y Larraitz seguían con atención el encuentro, mientras el resto de su familia conversaba animadamente. Para estos vecinos de Goizueta, Artikutza y el día de San Agustín «son una tradición que se repite año tras año. Venimos toda la familia. Unos lo hacen en coche, nosotros andando y otros en bici», explica Marian. Para los que optan por el coche, el trayecto se reduce a media hora, opción que se limita a ese día, ya que el resto del año permanece cerrada. «Los que hicimos la ruta andando tardamos unas dos horas», añade la goizuetarra.
Más tarde asomaban Oier Rojo y Haizea Bulman, que corrían al puesto de txistorras después de un largo trayecto desde Irun. «Estamos muertos» de hambre, sentencian. Se unieron a una jornada donde abundaron el deporte y la fiesta, que finalizó con bailes. En un entorno que permanece tranquilo durante el resto del año, la cantidad de coches congregados en el valle reveló este miércoles las ganas de vecinos y visitantes por volver a celebrar San Agustín en este hermoso refugio.
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Ángel López | San Sebastián e Izania Ollo | San Sebastián
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