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Las asignaturas pendientes de la pandemia

La llegada del Covid obligó hace hoy cinco años a declarar el estado de alarma que paralizó la sociedad. ¿Estamos preparados para una nueva crisis sanitaria?

Macarena Tejada

San Sebastián

Viernes, 14 de marzo 2025, 01:00

Un día como hoy, hace cinco años, la vida se paralizaba. La Organización Mundial de la Salud (OMS) había calificado de pandemia el Covid-19 ... tres días antes, el 11 de marzo de 2020. El 14, el presidente del Gobierno central, Pedro Sánchez, declaró el estado de alarma. Muchos ni siquiera sabían lo que significaba esa medida, pero su día a día estaba a punto de detenerse. En un intento de ayudar a contener la expansión del coronavirus, se instauraron restricciones a la libre circulación de los ciudadanos. Fue un antes y un después en la historia de la democracia. Por segunda vez, el Gobierno echaba mano del estado de alarma. Mientras tanto, en Euskadi, el entonces lehendakari Iñigo Urkullu también se preparaba para tomar medidas más extremas tras activar la emergencia sanitaria.

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Donostia. Un coche de la Ertzaintza vigila que se cumple el confinamiento frente a Alderdi Eder. El mismo lugar esta semana, lleno de paseantes.

Las primeras instrucciones resultaron confusas. Desde la noche del día 14, el Gobierno ordenó el confinamiento en sus casas a los ciudadanos. Esas primera horas, solo se podía salir a la calle para trabajar, comprar comida, cuidar a personas dependientes o ir al banco. La hostelería y los comercios considerados no indispensables se cerraron. Los centros escolares habían dejado de impartir clases presenciales días antes y los niños y adolescentes ya estudiaban desde casa. Las visitas a las residencias de mayores se prohibieron.

Un día como hoy, hace cinco años, un virus bautizado como SARS-CoV-2 puso el mundo patas arriba. Durante casi tres años, la incertidumbre reinó en la sociedad, acompañada del miedo y, en ocasiones, el caos. Fueron momentos muy complicados, en Euskadi se calcula que más de 8.000 personas han muerto por Covid desde 2020. Pero, entre tanto desconcierto, también hubo aprendizajes. La pregunta ahora es, ¿estamos preparados para una futura pandemia? ¿Qué asignaturas se nos han quedado pendientes? DV habla cinco años después con tres expertos que vivieron en primera línea la pandemia.

Irun. En 2020, un hombre se dirige a un comercio del Puente de Santiago desierto por la pandemia. En 2025, el mismo lugar en la actualidad, repleto de gente.

La microbióloga Miren Basaras, que fue la responsable del Comité de Vigilancia del Covid en la UPV, «querría decir que estamos preparados para otra pandemia», pero cree que «se han hecho pocos trabajos para ello desde entonces». Cuando nadie se dedicaba a divulgar sobre inmunología, microbiología y parasitología, la investigadora se puso manos a la obra para acercar la realidad del coronavirus a la ciudadanía. Un lustro después, recuerda que «todos los centros de control de enfermedades infecciosas, tanto europeos como internacionales, indican que tiene que haber un plan de preparación y respuesta ante las emergencias de salud pública. Pero faltan todavía esos planes. No se han realizado». Además, «hay que hacer mucha más vigilancia en esas estructuras de salud pública y sistemas sociosanitarios donde hay mucha población vulnerable, y todo eso falta por hacer».

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En resumen, «tenemos deberes pendientes por hacer» para que la sociedad pueda dar una respuesta adecuada a otra futura crisis sanitaria que, «aunque no sabemos ni cómo ni cuando, va a ocurrir», insiste Basaras. Con la irrupción del Covid-19 y su evolución a lo largo de los años «hemos aprendido muchas cosas como, por ejemplo, que la colaboración y el intercambio de conocimientos internacional es fundamental» o que «las nuevas tecnologías son muy importantes para el desarrollo de medicamentos como las vacunas», el problema es que «ahora, como no tenemos ninguna amenaza real, parece que todo esto se nos está olvidando poco a poco», se lamenta la experta.

Eibar. Una pareja camina por Eibar con mascarillas. Abajo, en el mismo lugar y cinco años después, nadie lleva el protector buconasal.

Para evitar que todo lo aprendido caiga en el olvido, Basaras insiste en la importancia de «configurar realmente una hoja de ruta que sirva como guía» en este tipo de situaciones. «Ese documento debe decir qué tenemos que hacer punto por punto». Y dentro de ese plan de preparación debe incluirse «educar continuamente a la sociedad, que se conozcan los posibles riesgos que pueden tener los microorganismos, tanto conocidos como desconocidos, y cómo actuar».

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El director del Centro de Estudios Sociales SIIS, Joseba Zalakain, fue otra de las voces activas durante la pandemia. En este caso, en lo relativo al impacto del virus en los servicios sociales y, más concretamente, en las residencias de mayores. En estos centros «los aprendizajes han sido muchos», relacionados, sobre todo, «con la atención a los mayores. En una pandemia como la del coronavirus, donde la gente se infectaba por un virus respiratorio, lo aprendido tiene que ver con la prevención de las infecciones, con la sectorización de las residencias, el uso de las mascarillas y las vacunas, aunque hubo muchos costes relacionados con el aislamiento de los mayores». En resumen, el Covid permitió ver «que había muchos agujeros» en el sistema sociosanitario, «muchas carencias en los cuidados en general». Por eso, Zalakain insiste en que «en lo relacionado al Covid se ha aprendido, pero puede haber otra pandemia que no tenga nada en común y hagan falta otras cosas».

Transporte público. Durante pandemia era habitual la desinfección de los autobuses. Ahora, se vuelve a viajar con normalidad en estos servicios.

Sacar a la luz «las carencias»

Así, el Covid lo que hizo fue sacar a la luz «las carencias» del modelo de cuidados. «Sabemos, por ejemplo, que hay que atender a los mayores con más fuerza en los domicilios. Pero una cosa es lo que aprendes y otra lo que llevas a la práctica. Y esto está costando. Estos aprendizajes cuestan dinero y tiene que haber decisiones políticas en un ámbito donde es difícil tomarlas. Se están haciendo cosas, pero a una velocidad y con una capacidad de transformación muy lenta». Entre las asignaturas pendientes que más urgen, se encuentra «reforzar el apoyo que se da a las personas en su domicilio», así como la falta de profesionales, «porque la gente formada muchas veces se va de lo social a lo sanitario, y esto tiene que ver también con cuánto invertimos en la retención de talento y en las condiciones laborales».

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A Ugo Mayor, investigador y bioquímico en Ikerbasque, le queda «alguna duda» sobre la respuesta a otra posible pandemia. No tiene «muy claro si estaríamos preparados a nivel organizativo, si se han corregido las cosas que fallaron en aquel momento y si hay los protocolos necesarios». Como sociedad, «ahora sabemos que somos muy frágiles y que pueden ocurrir cosas que de repente pongan todo patas arriba». Pero no solo eso, «en el territorio se dio un paso respecto a la importancia de la investigación y la ciencia». Ahora, lo que hace falta es «más transparencia», asegura. «Deberíamos tener los protocolos actualizados, pero como ciudadanos no sabemos si se han adaptado o no. Solo desde la transparencia se puede evaluar si lo que tenemos a día de hoy va a ser suficiente para una nueva pandemia».

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