El tono de su voz delata la decepción que acaba de sufrir, aunque su mensaje, firme, es de seguir planteando batalla. Pocos minutos después de conocer «a través de un whatsaap no recuerdo muy bien de quién» el veredicto de culpabilidad, Andrés Krakenberger, portavoz de ... la Asociación contra la Pena de Muerte Pablo Ibar, atiende a este periódico para manifestar su indignación ante la postura del juez -decisiva, dice, para que el jurado haya llegado a su conclusión- y avanzar que queda un largo recorrido de recursos por delante.
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Para Krakenberger, la clave del juicio ha estado en «la determinación». Explica que «el juez no nos dejó presentar determinadas pruebas y argumentos ante el jurado». Y cita ejemplos concretos para evidenciar las trabas que se ha encontrado el equipo de abogados del preso de origen guipuzcoano al ejercer la defensa.
«No nos dejó, por ejemplo, ni mencionar que el otro detenido e imputado por asesinato, Seth Peñalver, ya había sido absuelto por este mismo caso», asegura Krakenberger. Y sigue. «No nos dejó decir que hay dos cintas de vídeo grabadas en el 'night club' propiedad de una de las víctimas, donde, según tenemos noticias, dos individuos salían amenazándole gravemente el día anterior a los hechos».
El portavoz de la asociación contra la pena de muerte concluye que «a todo esto hay que añadir el llamamiento al final del juicio, por parte del fiscal, de acudir a las tripas y recurrir a mensajes como el de no dejar a este asesino escaparse». «Todos estos son motivos de sobra para el recurso», considera Krankenberger.
Tras comprobar que la esperanza albergada desde el 1 de octubre, día en el que empezó el tercer juicio al que se somete Ibar, no ha sido bien resuelta, explica qué es lo que espera a partir de mañana. «Ahora tiene que venir una segunda parte del juicio. A finales de febrero se va a determinar si se le condena a muerte o a cadena perpetua. Dependiendo de cuál sea la decisión, hay recorridos apelatorios distintos. Creo que argumentos de recurso tenemos sobrados, desde luego», vuelve a subrayar.
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Pese al largo recorrido judicial que acumulan Ibar y su entorno, Krakenberger recuerda que el caso se encuentra en el mismo punto donde lo dejó aquel jurado de enero de 1998 que declaró el juicio nulo. «Es como si estuviéramos en el primer juicio. Están abiertas todas las vías de recurso».
Han pasado pocos minutos desde el veredicto, pero no duda de cuál debe ser el camino a seguir. «Yo al menos voy a seguir batallando para darle a Pablo una defensa letrada eficaz que pueda pelear en la medida de lo posible en pie de igualdad con la Fiscalía». No obvia que habrá dificultades. Así, reitera que «si se mete por medio un juez que no te deja presentar determinados argumentos potentes, qué vamos a hacer más que seguir batallando».
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En este sentido, no tiene reproche alguno para el trabajo de los abogados. Asegura que «el trabajo de defensa ha dejado muchas cosas bastante evidentes durante el juicio. Desde testigos que mintieron, porque se ha demostrado que han mentido, hasta un detective que mintió con respecto a una declaración de la madre hoy fallecida de Pablo, pasando por varias cosas más. Si el juez permite estas cosas y no señala lo importante, ¿a dónde podemos ir?».
Él mismo se responde, aunque resignado. «No nos queda otra que esperar a finales de febrero, a la fase de fijación de sentencia. Cuando la haya, y sepamos si se le condena a muerte o cadena perpetua, empezaremos a poder apelar».
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