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Tal y como está el patio, nos viene a güevo la mítica frase de Otto Von Bismarck: «España es el país más fuerte del mundo. Lleva siglos intentando autodestruirse y aún no lo ha conseguido». Ahí tuvo buen ojo el mariscal. Resumiendo, que es gerundio. ... Histórica y genéticamente España es un país apasionado, caótico y guerracivilista. No me negarás que llevamos una racha de récord Guinness. Turbulencias de grado severo en el Congreso, aterrizajes de emergencia en la Judicatura, Moncloa en el ojo legañoso del huracán y todo tipo de incidencias, por tierra, mar y aire; rupturas, mosqueos y «que-te-den» dicho en todas las lenguas cooficiales de eso que llaman Estado. Y como todo se contagia menos la hermosura, en Europa se avecinan ciclones, vendavales, tempestades y borrascas. No me preguntes por América, es otro continente y aquí ya estamos bien servidos.
Como lo que no mejora, empeora, sabemos por simple deducción que esto se va a tomar por saco a toda leche. Antes decíamos que se pare el mundo que me bajo. Pero ahora no nos va a dar tiempo. Si no me crees a mí, le creerás a Microsoft. Lo de la caidita del sistema por causas ajenas a su voluntad es un ensayo de lo que viene. Una milonga distópica y despótica que nos va a llevar a la casilla de salida, o sea el pleistoceno. Vienen a por nosotros, tío. No te niegues a aceptar la realidad, no te rebeles. Libérate, fluye. Los conspiranoicos te esperamos con los brazos abiertos. Bienvenido al club.
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