La especie humana está llegando a unos grados de estupidez, que ya te digo no nos van a salir gratis. Resulta que ahora los expertos, pedagogos, psicólogos, gente con experiencia, con estudios, que diría mi madre (un beso ama) se rasgan las vestiduras porque se ... han dado cuenta que, eso de que los niños de 9 a 11 años puedan acceder al porno, no va a ser tan bueno como predican las nuevas liturgias de educación sexual masturbatoria. Conócete a ti mismo, decía el Oráculo. Ya ves que entre los expertos y gente con experiencia no incluyo a la clase política. A los políticos la camisa no les tapa las vergüenzas y están a lo suyo, a mantenerse en el machito. Por cierto, patético el ministro Escrivá explicando como bajarte la app para acceder al porno, como si fuera una tarjeta Eroski para acumular puntos con las ofertas. O dices lo que crees o ni tú te crees lo que dices. Y se nota. Sabes que me gusta provocar. Y nada más provocador que decir lo que piensas y lo que crees. Yo creo que la pornografía es una práctica impúdica y obscena que degrada y animaliza al individuo. Y pienso que empiezas asumiendo hábitos escabrosos y pasamos del «me lo quitan de las manos» al «se me está yendo de las manos». Lo uno te lleva a lo otro y ya no sabes cómo parar. Y así seguimos soportando esta pestilente hipocresía social woke, avanzada, renovadora y progresista. Vamos a pagar muy caro el pan y circo y el carpe diem. Pero seguimos contando mentiras. Tralará.
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