Las uvas, que venían pequeñas, han engordado gracias a las precipitaciones de las últimas semanas.

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Las uvas, que venían pequeñas, han engordado gracias a las precipitaciones de las últimas semanas. FOTOS DE LA HERA

Uva de calidad y con mayor graduación

La sequía no afectará a la cosecha de txakoli como temían los productores, ya que las últimas lluvias han permitido que los frutos mantengan su calendario de maduración

AINARA URANGA

san sebastián.

Viernes, 26 de agosto 2022, 06:27

Aunque las previsiones de hace unas semanas, cuando la tierra mostraba los estragos de la sequía, no eran tan halagüeñas, las lluvias de los últimos días han podido revertir la situación y, si nada se tuerce de aquí a la vendimia, parece que la cosecha de txakoli de este año será incluso mejor que la del pasado, tanto en cantidad como en calidad.

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Las últimas precipitaciones han ayudado a que la uva, que llegaba más pequeña a causa del calor, engorde y pueda mantener su calendario habitual de maduración. Aunque aún es pronto para conocer las cantidades exactas que se obtendrán en la vendimia de este otoño –la meteorología de las próximas semanas se antoja clave–, la secretaria general de la Denominación de Origen Getariako Txakolina, Ruth Mozo, asegura que por ahora la previsión es que se recojan unos cuatro millones de uvas, 30.000 kilos más que en 2021, aunque sin alcanzar las cifras récord de 2020.

«En 2022 se ha mantenido el precio, pero con las subidas del vidrio, cartón y otros materiales lo previsible es que suba»

«La verdad es que las plantas sí que han sufrido por la sequía», explica a este periódico Mozo, aunque matiza que los viñedos son plantaciones de clima cálido y por tanto la producción como tal «no corría ningún riesgo». Precisamente, la vid tiene capacidad para adaptarse a condiciones de calor y ausencia de humedad minimizando su metabolismo, que suele traducirse en menor producción de uva. Es decir, la planta 'elige' entre sobrevivir o producir. Sin embargo, los atípicos 40 días en los que no cayó ni una sola gota de lluvia sí generaron algo de preocupación en las bodegas. «Hubo un momento en el que sí temimos que la sequía perjudicara la cosecha de este año, pero afortunadamente no ha llegado a hacerlo», explica Txarli Rekalde, fundador y gerente de la bodega Hiruzta, en Hondarribia.

Menos enfermedades

Sin embargo, las altas temperatura de este verano han tenido su parte positiva, ya que han ayudado a evitar las enfermedades provocadas por hongos, por lo que actualmente «el estado sanitario de las viñas es muy bueno», valora Mozo, que incide en el papel que puedan desempeñar la lluvia y la humedad de los próximos días en el fruto de la vid.

Respecto a la calidad de la uva de esta temporada, tanto Mozo como Rekalde coinciden en que aún es demasiado pronto para asegurar si la falta de agua durante ese periodo ha afectado a algún parámetro, pero «es casi seguro que la cosecha tendrá mayor cantidad de azúcares, lo que traerá una graduación algo superior debido a las altas temperaturas», considera Rekalde.

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Las lluvias de la semana pasada provocaron un gran cambio para bien en las viñas del territorio. «Han crecido muchos racimos y la uva ha engordado», subraya Mozo. Gracias a ello se mantiene el calendario de recogida habitual y la vendimia de 2022 comenzará en la segunda quincena de septiembre. En estas fechas es también cuando Hiruzta tiene previsto iniciar los trabajos de recogida, adelantando en unos días su calendario habitual, que solía arrancar a finales de ese mes. Sin embargo, calculan que en unas tres semanas la uva ya habrá madurado y estará lista.

Respecto a la cantidad prevista, Mozo estima «que se recogerán unos cuatro millones de kilos», superando ligeramente los 3.970.000 kilos del año pasado. Esa cantidad de uva se tradujo después en 2.700.000 litros de txakoli (2.461.000 litros de blanco, 230.600 litros de rosado y 6.540 litros de tinto). No se espera, de todas formas, que las cifras de este año, aun siendo buenas, lleguen a las de 2020, que fue un año excepcional con una cosecha de 4.353.000 kilos de uva –un 30% más que en 2019– que produjo 3.000.000 litros de vino.

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«Hubo un momento en el que sí temimos que la sequía perjudicara a la cosecha, pero por suerte no ha llegado a hacerlo»

Sobre los posibles precios, la secretaria general de la DO Getariako Txakolina afirma que aún es pronto para saberlo, pero vaticina que, con la inflación y el alza de los costes de producción, experimentarán alguna subida. «Durante este 2022 las bodegas han mantenido los precios, pero posiblemente subirán teniendo en cuenta que les va a subir muchísimo el precio de los vidrios, cartones... y lo tendrán que amortizar de alguna forma».

Actualmente, la Denominación de Origen Getariako Txakolina cuenta con 36 bodegas adscritas y 443 hectáreas de viñedo. El tipo de plantación mayoritario es en emparrado y se encuentra en un 90% en zonas costeras, aunque en los últimos años también se produce en localidades del interior como Arrasate, Azpeitia, Olaberria o Zerain. La variedad de uva blanca 'Ondarrabi zuri' es la variedad principal con la que se elabora el txakoli de Getaria.

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No se prevén otras variedades

Debido a la evolución del clima, el txakoli de Bizkaia incorporará nuevas variedades de uva que puedan «adaptarse» a él. Sin embargo, Mozo afirma que en Gipuzkoa «por ahora no se contempla esa posibilidad, ya que si lo hiciéramos perderíamos nuestra identidad de Denominación de Origen». Eso sí, advierte de que habrá que ver cómo se adaptan las uvas autóctonas, 'Ondarrabi beltza' y 'Ondarrabi zuri', durante los próximos años. «Esperemos que esta sequía haya sido algo puntual». No obstante, precisa que el cambio climático lleva notándose desde hace años, pero en lo único que ha afectado hasta el momento es en las fechas de la campaña vinícola, que han ido cambiando. «Antes se hacía en octubre y ahora en septiembre».

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