Un brote en el centro espiritual de Loyola deja cuatro positivos, dos de religiosos

A comienzos de semana un religioso de 88 años que había desarrollado síntomas compatibles con el SARS-CoV-2 dio positivo en la PCR, por lo que las 72 personas restantes que en ese momento estaban en el lugar procedieron a hacerse la prueba. Entre ellos había religiosos, trabajadores y alrededor de cincuenta residentes que habían llegado hasta allí para realizar «ejercicios y retiros espirituales durante una semana». Además del primer caso, se detectaron otros tres contagios, el de una religiosa que ronda los 80 años, una empleada del centro y un ejercitante.

Junto con Osakidetza, desde el CEL optaron por cerrar las puertas. Ninguna de las 73 personas que estos días ha estado en el Centro de Espiritualidad de Loyola podrá salir de allí en los próximos diez días. Entre los confinados están varios jesuitas. Tres de los positivos están aislados en sus habitaciones en una zona prevista para estas situaciones. La cuarta, la trabajadora del centro, está confinada en su casa.

La semana que viene, cuando finalice el plazo establecido, todos deberán someterse a otra PCR «para confirmar que nadie está contagiado. No queremos que el virus se expanda».

Hasta entonces, cada uno permanece en su habitación para evitar posibles contagios. Los ejercitantes que en ese momento se encontraban en su curso religiosa tendrán que esperar para volver a sus casas «hasta que den negativo en la segunda prueba».

Durante los ejercicios espirituales, explica García, «el contacto ha sido el mínimo, por lo que estamos tranquilos». Confía en que este brote «no vaya a más». A fin de cuentas, «la mayoría del tiempo, nuestros residentes están solos». Entre otras cosas, «se dedican a rezar o reflexionar». Solo se juntan en grupo en las comidas, en la misa diaria y en las sesiones de orientación. Hasta nuevo aviso, el CEL permanecerá cerrado al público, a expensas de cómo evolucione la pandemia. «No podemos acoger a más gente porque con todos los que estamos ahora confinados no entra nadie más y porque hay que prevenir, por razones de salud».

En cualquier caso, el director del centro aclara que el santuario y la comunidad de jesuitas «no se han visto afectados por este brote». Al ser dos edificios independientes «no parece» que haya habido contactos que pusieran en peligro a sus mayores. «En estos meses anteriores no ha habido ningún contagio», asegura. Incluso han cerrado el parque que suelen tener abierto habitualmente en Azpeitia para poder pasear sin correr riesgos.