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Voy a ser muy cruda. Voy a hablar de carne y de cosas carnívoras. Me han regalado una oreja de cerdo –cruda– con todas las instrucciones para su uso desde la cocción, con verduras, hasta su conversión en el tradicional y exquisito plato de casquería, ... muy crujiente a la plancha. Y como he prometido ser cruda no evitaré decir que para su limpieza previa hay que incidir muy bien en la retirada del cerumen. Tampoco obviaré que ha sido un trago: ¿quién iba a imaginar que había 'eso' en el fondo de la orejilla? El carnicero, Etxebeste, y mi amigo Koldo, quien me la ha regalado, no han escatimado detalles sobre el proceso.

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diariovasco Cerdos y cerdas