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GAIZKA LASA
Domingo, 11 de marzo 2018, 08:20
La histórica movilización feminista del jueves demostró qué amplio puede ser el campo semántico de la igualdad. Se reclamó su presencia en salarios, oportunidades profesionales, reconocimiento social o conciliación cotidiana, pero su reivindicación ganó fervor al mencionar la violencia. El ‘no es no’ se entonó en sus múltiples versiones para volver a rechazar toda clase de agresión por motivo de género.
Los datos demuestran que la reiteración no está de sobra. Las violaciones con penetración han crecido un 65,2% en Euskadi en 2017 respecto al año anterior. Si las 46 agresiones que acabaron forzando la consumación del acto sexual en 2016 ya arrojaban una realidad insoportable, el último año se han registrado 76 de estos graves casos de ataques contra mujeres, según un informe del gabinete de coordinación y estudios del Ministerio del Interior. En Gipuzkoa, el incremento ha sido de un 20%, de las 20 a las 24 agresiones, aunque el dato más preocupante se localiza en Bizkaia, con un ascenso de este tipo de delitos del 95,8%, con 47 violaciones.
Aunque fueron muchos los ámbitos donde el feminismo requirió su protagonismo en los actos organizados el 8-M, el grito más apremiante se destinó a condenar el lastre de la violencia machista, aún pesado a estas alturas de siglo XXI.
La evolución en el tiempo no resulta precisamente halagüeña. Hace tan solo cuatro años, la Fiscalía Provincial no contabilizó ninguna violación y un año después, en 2015, registró dos. Las constantes campañas de sensibilización y la pérdida del miedo a denunciar han aflorado casos que en épocas pasadas podían quedar atrapadas en el drama más íntimo de la víctima. Pese a ello, la progresión en el número de violaciones, hasta las 24 del año pasado en Gipuzkoa, ha sido trágica.
No solo las agresiones con penetración han crecido, también lo han hecho el resto de delitos contra la libertad e indemnidad sexual. De los 103 casos de 2016, Gipuzkoa ha pasado a sufrir 118 (subida del 14,6%), mientras que el empeoramiento en el conjunto de la Comunidad Autónoma Vasca ha sido del 21,8% al tenerse constancia de 424 episodios frente a los 348 de 2016.
Volviendo a los casos más graves, la lacra se ha cebado en 2017 con la localidad de Errenteria, donde se ha pasado de una a cuatro violaciones. Especial repercusión pública tuvo el caso de agresión sexual conocido el 3 de octubre y protagonizado por un joven de 19 años que fue detenido por la Ertzaintza y enviado a prisión. Abordó a la víctima, su exnovia, cuando iba a salir de casa, la forzó y la arrebató el móvil para que no pudiera denunciar el ataque. Oreretako Mugimendu Feminista sacó a la calle a cientos de vecinos al día siguiente para decir «Aski da, erasorik ez» (Basta ya, no más agresiones).
Donostia sigue siendo, no obstante, el municipio donde más violaciones se han identificado. Han sido seis casos en 2017, uno más que el año anterior. Además, la capital guipuzcoana ha sido escenario de 43 delitos contra la libertad sexual, un 53,6% más que en 2016.
Al margen de la pura estadística, los profesionales familiarizados con esta problemática advierten de que el fenómeno violento contra mujeres se viene acentuando entre jóvenes y menores de edad. Así lo constata la abogada de la Asociación Clara Campoamor Cristina Ramos. «Lo hablamos entre los compañeros. Se están dando muchos casos entre menores. Es lo que más nos está chocando».
Ramos advierte de que el límite de edad «complica los casos desde el punto de vista jurídico». Pone el ejemplo que «qué ocurre cuando una menor es la víctima tras tener relaciones con un mayor que argumenta que ha habido consentimiento. Una chica de 15 años con un chico de 18. Muchos juzgados están archivando este tipo de causas, y me pregunto hasta qué punto puede haber consentimiento en relaciones de este tipo».
En el desglose de las agresiones hasta la mitad del año, una de cada cuatro mujeres violadas resultaba ser menor de edad, lo que eleva la consternación que rodea a cada acto delictivo. Uno de los casos que copó titulares se cometió en Tolosa, durante la celebración de los Carnavales del año pasado. La víctima fue una menor de 16 años y el agresor, un chico hondureño de 20 años, vecino también de la localidad, al que la Audiencia Provincial le envió a prisión. Otros dos casos de agresión con adolescentes implicadas se cometieron en Zarautz, en un intervalo de apenas nueve días al inicio del verano. Las víctimas fueron dos chicas de 16 años, de Pamplona y Bélgica.
Cristina Ramos señala que «es curioso que cuanto más movilizada parece la gente joven contra la violencia machista, y no hay más que ver el número de jóvenes que participaron en las manifestaciones del jueves, más casos se registran. Entre los psicólogos dicen que puede ser debido a que ahora no se admiten las frustraciones. Yo añadiría que las redes sociales también han hecho mucho daño». En el ejercicio de la abogacía también reconoce que escucha a muchas mujeres decir aquello de «pero mira también cómo iba ella», algo que le indigna profundamente. «Tanta concienciación no vale para nada mientras las propias mujeres hagamos comentarios de este tipo».
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