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EKAITZ RETAMOSA
Jueves, 29 de octubre 2020, 13:49
Francia estrena este viernes su segundo confinamiento por Covid-19, algo menos estricto que el primero. Que se haya avisado con un par de ... días de margen y, sobre todo, la experiencia de lo que supuso el de primavera, llevó este jueves a miles de vecinos franceses a lanzarse a la carretera, cruzar la muga y abastecerse de aquellos productos que en su país les resultan sensiblemente más caros. Tabaco y alcohol, fundamentalmente, aunque no solo. La escena en el fronterizo barrio de Behobia, en Irun, era espectacular. Un trajín de idas y venidas, un sinfín de colas, bolsas y cajas llenas que se movían de las tiendas a las coches.
«Se han vuelto locos y han salido a la calle a comprar. Ojalá hubiesen tenido un mes para hacer acopio y no solo un día», decía Rubén Fraile, presidente de la Asociación de Comerciantes de Behobia. Fraile, que regenta Lacave, uno de los establecimientos de la muga habitual para el público francés, aseguraba que este jueves trabajaron «muchísimo» y que, aunque no resitía la comparación, también la víspera «hubo más clientela de lo habitual».
La caja de este jueves en los comercios de Behobia pesaría toneladas, pero Fraile apuntaba que es poco consuelo. «Es pan para hoy y hambre para mañana. Sabemos que a partir de este viernes ya no vamos a tener clientes. Lo tenemos claro». El encierro decretado por el Gobierno francés hasta el 1 de diciembre va a suponer «semanas muy duras». Para estas tiendas cuya práctica totalidad de clientes es francesa, «la previsión para este mes de noviembre pasa por cogernos vacaciones. No vamos a cerrar por completo, pero tenemos muy claro que vamos a volver a las mismas cifras de primavera». No es algo que recuerden con agrado porque los números de esos meses se resumen de manera rápida y terrible. «Facturación cero. Es a lo que vamos. La diferencia es que a esta situación llegamos después de haber soportado esa primavera y un verano flojo».
Los puentes sobre el Bidasoa en Behobia y en Santiago tienen sus respectivas zonas comerciales, ambas nutridas principalmente por clientela del país vecino. Fueron estas las que este jueves recibieron en Irun el mayor impacto de la oleada de compradores franceses, pero ni mucho menos las únicas.
Los centros comerciales del entorno, como el de Txingudi, al pie de la autopista A-8; algunas tiendas y puestos de mercado de la ciudad, incluso algunos establecimientos singulares de la comarca, como el vivero de plantas Endanea Garden, en Hondarribia, también fueron testigos (y beneficiarios) de la avalancha compradora con la que muchos franceses cerraron este jueves su periodo entre confinamientos.
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