Danut Oprescu, uno de los vigilantes agredidos en Donostia, posa junto a la barandilla del muelle con el lugar donde sucedieron los hechos a su espalda. GORKA ESTRADA

«A mi compañero lo han podido matar»

Agresión grupal ·

Uno de los dos vigilantes agredidos por un grupo de menores en el muelle de Donostia denuncia que situaciones como estas «las vivimos cada fin de semana»

Iñigo Villamía

San Sebastián

Martes, 11 de abril 2023, 02:00

Nos acorralaron entre ocho o diez jóvenes, me dieron un puñetazo entre el ojo derecho y la nariz que me dejó sangrando y tuve que ... defenderme como pude». Es el testimonio que Danut Oprescu, guardia de seguridad del muelle de San Sebastián, relata a este periódico tras la agresión grupal sufrida en la madrugada del sábado al domingo por parte de un grupo de menores de edad que se encontraba haciendo botellón en la zona del puerto donostiarra. «Yo estoy bien dentro de lo que cabe», asegura, «pero a mi compañero lo han podido matar».

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En estos momentos, este vigilante al que se refiere Danut Oprescu prefiere mantenerse en el anonimato. Se encuentra de baja después de haberse tenido que realizar varias pruebas en el hospital «por las patadas y pisotones recibidos en la cabeza». Los hechos, por los que la Ertzaintza detuvo después a cuatro menores, sucedieron minutos después de la una de la madrugada en la zona del puerto, espacio bajo competencia del Gobierno Vasco. «Vimos por las cámaras de seguridad de nuestra garita –se encuentra en la zona conocida como el 'portaviones'– que los chavales estaban tirando botellas a los barcos, por lo que decidimos salir para ordenarles que se marcharan diciéndoles que, si no lo hacían, llamaríamos a la Ertzaintza», cuenta Oprescu.

Tras varios intentos fallidos, los vigilantes decidieron darse la vuelta y regresar a su garita. «Estando ya de espaldas nos lanzaron una botella y empezaron a insultarnos, así que nos giramos para llamarles nuevamente la atención», cuenta el guardia que salió mejor parado. Con tan mala suerte que «en ese momento nos acorralaron entre ocho o diez jóvenes y empezaron a pegarnos. Uno de ellos me dio un puñetazo entre el ojo derecho y la nariz que me dejó sangrando y tuve que defenderme como pude. Pero la peor parte se la llevó mi compañero», reconoce Danut con el susto todavía metido en el cuerpo.

«A él le cogieron entre unos cuantos –añade–, le tiraron al suelo y no pararon de darle golpes en todo el cuerpo y patadas en la cabeza hasta que pude ir a ayudarle». Tal y como narra uno de los damnificados, este periódico ha podido comprobar en una fotografía que no quieren que salga a la luz el estado en el que quedó el rostro de este vigilante, que presentaba múltiples hematomas y heridas en la cara como consecuencia de lo sucedido. «A mi me dejaron sangrando de la nariz, con la sien hinchada por los golpes y algo de picor en el ojo por el puñetazo recibido, pero cuando vino la ambulancia a atendernos me echaron colirio y se me calmó», afirma Oprescu.

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«A mi compañero le tiraron al suelo y no pararon de darle patadas en todo el cuerpo y en la cabeza», reconoce Danut

Lo de este domingo, en el que la violencia ha sido desmesurada, «es un caso aislado porque nunca habíamos visto tanta agresividad por parte de la gente», reconoce Danut, «pero lo que sí es muy habitual cada fin de semana es recibir insultos y vejaciones; incluso empujones y algún que otro puñetazo».

Según varios compañeros más, «son escenas a las que, lamentablemente, estamos acostumbrados. «No me pagan 1.000 euros por matarme, así que si hubiera estado yo en ese servicio, es bastante probable que no hubiese salido afuera a decirles nada», expone desde el anonimato uno de los vigilantes del muelle.

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Piden más vigilancia policial

Los guardias de seguridad consideran que «la Ertzaintza debería actuar más. En muchas ocasiones nos encontramos indefensos y recurrimos a ellos, pero pocas veces vienen. Desde aquí solicitamos que amplíen el dispositivo, porque no es lo mismo estar dos como es nuestro caso que varias patrullas con 10-12 agentes que además tienen la potestad de multar. Eso también influye, porque todos saben que nosotros no podemos 'amenazarles' con eso».

A pesar de la detención de cuatro menores a los que vincula con la agresión, la Ertzaintza mantiene abierta la investigación para tratar de esclarecer los hechos.

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