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El coste de la cesta de la compra frena su escalada pero sigue en máximos históricosLas familias llevan meses echando cuentas para cuadrar sus economías domésticas. La imparable subida de los tipos de interés y el encarecimiento de las hipotecas, ... el coste de la factura energética y, sobre todo, el de los alimentos ha obligado a sacar la lupa para cuadrar los números. El gasto en la cesta de la compra se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza para los bolsillos menos pudientes, con un alza de un 16,5% en un año, que ha puesto alimentos antaño humildes a precio de oro. La carestía sigue ahí, porque la cesta cuesta 800 euros más al año, pero al menos tiende a estancarse. E incluso aunque sea por poco, baja. Así se constata en dos compras básicas realizadas por este periódico esta misma semana y que se comparan con otras dos cestas idénticas adquiridas en febrero y marzo. Y el montante final se mantiene e, incluso una de ellas, ha bajado, aunque solo sea un euro. Eso sí, que ningún consumidor eche las campanas al vuelo porque la sequía amenaza con una nueva subida de los precios de la fruta y la verdura.
De momento, el incremento de los costos de los alimentos básicos ha echado el freno e incluso están algo más baratos, después de que hayan subido más de un 16,5% en un año, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Por ejemplo, el precio de los lácteos, como el queso, es uno de los que más ha bajado en los últimos meses. Una cuña de un cuarto de queso Idiazabal que en febrero costaba 6,35 euros ahora vale 5,78, esto es, 0,57 euros menos. También han bajado notablemente los plátanos -3,14 euros frente a 2,98- y las naranjas, que pasan de 3,99 euros por dos kilos a 2,79, en el mismo supermercado y de la misma marca. Sin embargo, aún quedan otros productos que siguen disparados, como el aceite. Si en febrero una botella de aceite de oliva salía por 5,75 euros, ahora esa botella, de la misma marca, vale 5,99 euros. 0,24 céntimos más en apenas tres meses.
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Las subidas y bajadas, dependiendo del producto, hacen que la cesta de la compra se mantenga a un precio similar o algo inferior si se incluyen los productos que han sufrido una bajada del IVA. Este hecho tiene una explicación.
En enero, el Gobierno estatal decidió suprimir o rebajar el IVA de varios productos básicos como el pan, la leche o los huevos. Pero no ha sido hasta ahora cuando esta medida ha empezado a dejarse notar en las economías familiares. Aunque de forma bastante sutil. Una compra formada por una baguete, una docena de huevos, dos kilos de naranjas, varias patatas y manzanas, una cuña de queso, un paquete de macarrones, otro de harina, aceite, un pack de seis briks de leche, un kilo de lentejas, otro de alubias y una botella de aceite de oliva cuesta esta semana un euro menos que a comienzos de febrero: 44,63 euros frente a los 45,65 de hace tres meses.
Si se compara la cesta de mayo con la de marzo, en cambio, la diferencia es menor. Los precios se mantienen y apenas fluctúan. El mismo carro de la compra, que incluye, entre otras cosas, detergente, papel higiénico, algo de fruta, legumbres, cereales y pollo, costaba tanto en marzo como ahora unos 46 euros. ¿La explicación? A la bajada del IVA se le suma el descenso del IPC subyacente -el que deja fuera los productos energéticos y los frescos- en los últimos meses. Es más, en abril los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas aumentaron menos que en esta misma fecha del año anterior.
Pese a ello, la cesta de la compra en Gipuzkoa todavía es más cara que la de hace un año. En concreto, los hogares del territorio desembolsan 800 euros más al año. Es más, el 91,8% de los vascos asegura haberse visto afectado por el aumento de los precios en fruta, verdura, carne, pescado, huevos, así como lácteos y otros productos no perecederos, según el Barómetro del Consumidor de 2022. Ahora que parece que estos costes empiezan a estabilizarse, llega otra amenaza: la sequía, que podría disparar de nuevo los precios de los alimentos frescos. Que no están baratos, precisamente.
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