Derechos humanos para vivir sin miedo
El árbol de la ciencia ·
Secciones
Servicios
Destacamos
El árbol de la ciencia ·
La Declaración Universal de los Derechos Humanos, rubricada el 10 de diciembre de 1948, representa el triunfo del humanismo racional como punto de encuentro de pensamientos diversos que necesitan convivir en armonía. Eleanor Rooswelt fue su gran impulsora y valedora en un mundo dominado por ... hombres, desolado por la Segunda Guerra Mundial y horrorizado por el Holocausto genocida. Se quería evitar a toda costa que la historia se repitiera. Visto desde la perspectiva actual de una persona nacida en un país occidental y democrático, sus 30 artículos son básicos, casi obvios, aunque conviene recordar que hasta hace bien poco, aquí se violaban sistemáticamente. Destacan seis palabras esenciales: Derecho a la vida, la libertad, la paz, la igualdad, la fraternidad y la dignidad. En ellas caben el resto de elementos que componen el articulado: vivienda, educación, trabajo, tolerancia, circulación de personas, mujer, niñez y vejez, pensamiento, opinión, etc. Hay quien denomina a esta Declaración «el catecismo laico» aunque fue aprobada por países de diferente credo (católicos, protestantes, musulmanes, hinduistas, budistas, etc). Siguiendo con el paralelismo, incumplirla debería ser pecado mortal.
Entre el ser humano abyecto de Hobbes y el angelical de Rousseau, hay una gran variedad de naturalezas humanas; tantas como personas. Steven Pinker analiza una inmensa cantidad de datos en su enciclopédico «En defensa de la Ilustración» y concluye que el estado del mundo es cada vez mejor. Hay evidencia objetiva de que existe menos violencia, más riqueza, más educación, más democracia y un mayor número de países que suscriben (y respetan) los derechos humanos. Cuatro datos sobre la evolución mundial: Noruega es el patrón oro, el lugar donde más se respetan; Estados Unidos lastra a los países occidentales, en especial por la aplicación de la pena de muerte; cada día hay menos dictaduras militares, teocráticas o comunistas; y es llamativa la línea divergente que han seguido las dos Coreas que estaban en el mismo punto antes de la guerra que las enfrentó.
No obstante, el avance es lento y es doloroso asistir todos los días a violaciones tan flagrantes como guerras tribales, niños esclavos y soldados, pederastia, matrimonios infantiles, terrorismo, fanatismo genocida, trata de blancas, violencia machista, hambrunas, campos de refugiados, crisis migratorias, etc.
Como muestra un par de botones muy cercanos: el populismo xenófobo toma asiento en un Parlamento autonómico y el Gobierno aduce normas internacionales para rechazar a 12 migrantes acogidos en un pequeño barco que navega sin rumbo por el Mediterráneo en condiciones penosas. Su cumplimiento incondicional debería ser una obligación ciudadana básica y, sin embargo, parece una utopía inalcanzable porque hay que bregar con cuestiones geopolíticas, económicas, culturales y religiosas. Ningún país ni ninguna persona los respetamos en su integridad. Nadie. Queda mucho por hacer para que se implementen en todos los rincones del planeta. Al menos ya están definidos de una manera impecable. Desde hace 70 años ya hay un objetivo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.