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¡Epa!

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Plaza de Gipuzkoa ·

El 'epa' es el eco de nuestra solidaridad genética frente al mundo salvaje que nos espera más allá de Zemoria

Jueves, 4 de marzo 2021, 08:43

Nunca hemos vivido tan atentos a los exactos límites municipales, aunque a mí siempre me ha intrigado cierta frontera invisible de la urbe: aquella a partir de la cual los desconocidos empiezan a saludarse. En las calles de Gros no nos saludamos, en los senderos ... de Ulia nos saludamos todos. En medio hay una zona gris, la rampa de Zemoria, todavía entre casas, junto a unos prados con cabras, donde hay gente que saluda y gente que no. Son los Doscientos Metros del Desconcierto Social. Yo suelo emitir un 'ñe' entre dientes, que no compromete. Cien metros más arriba, todos nos lanzamos ya un sonoro 'epa'. Creo que en el monte nos reconocemos como humanos en territorio hostil. Cuando dos 'Homo habilis' se encontraban hace dos millones de años en la sabana, hacían gestos, saltaban y gruñían para decir: «Hola, amigo, no he visto bestias, sigue tranquilo». El paso de los milenios pulió ese mensaje hasta una forma primordial: 'Epa'. Sí, el 'epa' es el eco de nuestra solidaridad genética frente al mundo salvaje que nos espera más allá de Zemoria. En Ulia solo hay lagartijas, gatos y petirrojos a la vista, pero no me fío: son hijos silenciosos y agazapados de saurios, grandes felinos y dinosaurios supervivientes, algo estarán tramando. No parece casual que hasta 1972 hubiera un matadero en Zemoria, en el límite sangriento de la urbe. Una vez dominadas las bestias y sacrificadas las reses, nos contraatacan los sutiles virus, pero saldremos de nuevo y seguiremos diciendo 'epa'.

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