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ane urdangarin, jon agirre y lara ochoa
Viernes, 29 de octubre 2021, 11:30
«Prohibido no tocar». Con este lema que rompía los esquemas respecto a los museos de toda la vida invitando a curiosear abrió hace 20 ... años sus puertas un espacio que lleva estas dos décadas siendo un refente tras haber dado con la fórmula que aúna ciencia y entretenimiento. Un lugar al que el calificativo pionero, tan manido, le va como un guante cuando se habla de divulgación científica en Gipuzkoa y también en el País Vasco. Un museo que incita a experimentar, a aprender jugando, y que ha brindado miles de horas de disfrute a niños, adolescentes y adultos.
El museo interactivo se inauguró el 17 de enero de 2001 a partir de una iniciativa promovida cinco años antes por un grupo de profesores universitarios. La asociación Zientzia 21, que integraban, entre otros, el recientemente fallecido Ricardo Echepare, Alvaro Moreno, Julio Fernández, Pedro Miguel Etxenike, Javier Echeverría y Andoni Ibarra, presentó a las instituciones un proyecto de museo de la ciencia que fue asumido por Kutxa, cuya Obra Social invirtió 2.100 millones de pesetas.
El Kutxaespacio de la Ciencia, como se llamó durante sus primera década, se levantó sobre una superficie de 8.000 metros cuadrados a partir de un proyecto arquitectónico ideado por Joaquín Montero, con dos hitos principales que flanqueaban el edificio central: un observatorio astronómico de 36 metros de altura con un sofisticado telescopio conectado al telescopio espacial Hubble y un planetario digital con pantalla semiesférica de 14 metros de diámetro que se puso en marcha en diciembre de aquel año.
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En sus primeros años de andadura, el museo albergó 160 módulos interactivos, en los que el visitante podía descubrir cómo medir la electricidad de su cuerpo; sentir un terremoto bajo sus pies; manipular vida artificial; mover 2.500 kilos con un dedo; comprobar cómo le engañan los sentidos; romper la luz; dibujar con la temperatura de las manos, congelar la propia sombra, pintar con imanes... Experimentos con los que, por cierto, el exlehendakari Juan José Ibarretxe se lo pasó en grande durante la inauguración oficial y que se han ido renovando siguiendo el espíritu de museo «dinámico». Una muestra sobre los dinosaurios estrenó la sala de exposiciones del Kutxaespacio.
Cuando se inauguró, la entradas se pagaban en pesetas, lo que da cuenta de su mayoría de edad. La exposición permanente costaba 700 pesetas para los adultos y 450 para los niños (menores de 4 años, gratis). El Planetario costaba 350 pesetas y el Observatorio, 450.
Félix Ares capitaneó la puesta en marcha del museo de Miramón y sus primeros años, hasta que en junio de 2006 cedió el testigo a otro colaborador de EL DIARIO VASCO, Javier Sabadell. Alberto Martínez Aramberri, Ignacio Zunzuarregui, Garbiñe Garmendia e Iñigo Atorrasagasti les han sucedido en la dirección del Kutxaespacio.
El 3 de febrero de 2005 se inauguró a las puertas de Eureka! Zientiza Museoa la escultura de Albert Einstein en la que tanta gente se ha fotografiado. Fue colocada coincidiendo con el año centenario de la publicación de la Teoría de la Relatividad y con el cincuentenario de la muerte del científico alemán.
A buen seguro no son pocos quienes al leer estas líneas se recuerdan disfrutando con los simuladores del Kutxaespacio, que han ofrecido la oportunidad de ponerse al mando de un tranvía, un camión o una montaña rusa. Y qué decir del túnel del viento que se instaló en 2007, todo un éxito.
A lo largo de su trayectoria, Eureka! Zientzia Museoa ha organizado in sinfín de actividades, desde colonias científicas hasta sesiones comentadas para observar eclipses o, como el pasado mes de agosto, para disfrutar de la lluvia de Perseidas.
El 7 de abril de 2008, el Kutxaespacio alcanzó la cifra del millón de visitantes. La alumna del Instituto de Elgoibar Ana Alberdi fue la afortunada.
En su décimo aniversario, Kutxaespacio cambió su nombre por Eureka! Zientzia Museoa, marcando de esta forma el inicio de una nueva etapa, con nuevos espacios para los más pequeños y renovaciones. En los primeros 10 años pasaron por el museo 1.417.314 personas, de ellas 492.313 escolares.
No han sido pocos los premios Nobel y personsalidades del ámbito científico, como Robert Langer, Richard Erns, Albert Fert, Juan Ignacio Cirac, Frank Wilczek, Jean Marie-Lehn, Pedro Duque, Klaus von Klitzing, Mairi Sakellariadoum María Vallet-Regi o más recientemente Jocelyn Bell, quienes han pasado por las instalaciones de Eureka! para ofrecer conferencias o mantener encuentros con estudiantes en unas citas únicas, clases magistrales que se desarrollaban en un ambiente de lo más distendido y que han servido para espolear vocaciones científicas.
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