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Como cada verano Osakidetza aplicará numerosas medidas para ajustar el servicio que presta a la ciudadanía durante el periodo estival. Una serie de iniciativas con las que el Departamento de Salud asegura que se quiere hacer «compatible el mantenimiento de una asistencia sanitaria de calidad ... con el descanso de sus profesionales y con la menor demanda de servicios una vez superado el invierno». En la Atención Primaria la consejería hizo públicos la pasada semana los ajustes horarios y cierres puntuales que se iban a aplicar en los centros de salud y consultorios entre junio y septiembre. Faltaban por conocer las acciones que se iban a adoptar en los hospitales, aunque aquí tampoco se va a poner en marcha ninguna fórmula nueva. Todo lo contrario.
La previsión que maneja Osakidetza es la de cerrar cerca de 800 camas entre todos sus hospitales, según han trasladado las direcciones de los centros a las delegadas del sindicato de enfermería SATSE. Con esta medida los centros buscan ajustarse a la caída de la presión asistencial, por la menor llegada de pacientes, así como a la disminución de la actividad quirúrgica. Y es que no es nuevo que los hospitales reduzcan las operaciones programadas durante julio y agosto.
Cruces, por ejemplo, acostumbra a 'cerrar' entre una tercera y una cuarta parte de sus 33 quirófanos durante la época estival. En Basurto la tendencia es muy similar en sus 21 salas de operaciones. Las intervenciones que quedan sin programar durante estos meses son de las llamadas demorables. Las urgentes se mantienen con normalidad.
En Bizkaia, según las previsiones que han facilitado las direcciones de los centros a las delegadas de SATSE, Basurto será el hospital que más camas cierre con un total de 115. Le seguirá Cruces con 90 y Galdakao con 70. Otros centros como San Eloy y Gorliz prevén dejar de utilizar una treintena de sus plazas. En la documentación facilitada por el sindicato de enfermería no figura información sobre los cierres previstos en Santa Marina ni tampoco en Urduliz, aunque en veranos anteriores el primero clausuró hasta 90 de sus plazas en el momento de menor actividad, mientras que el hospital de referencia para la comarca sanitaria de Uribe hizo lo propio con otras 30.
«Nosotras no compartimos esa política de cierre de camas. Decir, como hace el Departamento de Salud, que las necesidades de salud de la población se reducen en verano es simplista. Estas necesidades no se van de vacaciones», sostiene Amaia Mayor, secretaria general de SATSE en Euskadi. El sindicato no ve tampoco con buenos ojos que estas medidas de ajuste se tomen con antelación para todo el verano sin saber cuál va a ser la demanda asistencial en cada momento. «Una cosa es que cierres una planta porque la tienes vacía y se te ha quedado sin pacientes y otra distinta es que la clausures con anterioridad sin saber si la vas a necesitar», indica.
Mayor explica que este tipo de medidas pueden ocasionar además algún problema en Urgencias «con pacientes que se tengan que quedar allí más tiempo del habitual a la espera de que haya una plaza disponible en planta para ser ingresado». «Eso no es prestar un servicio de calidad», enfatiza. En este sentido indica que cuando se da la orden, por necesidad, de abrir plantas que se han cerrado «a veces se hace con mucha premura, lo que genera mucho estrés a las profesionales». A esto añade que no es excepcional que haya que revocar en julio o agosto alguna de las medidas previstas en junio. «Osakidetza debería hacer un informe tras el verano para saber cuántos cierres se han tenido que revertir y el número de camas que ha vuelto a abrir porque se necesitaban para ingresar a pacientes».
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