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Ander Izagirre y Myriam González, aventureros por el mundo en solitario.
La experiencia de viajar solo

La experiencia de viajar solo

Myriam y Ander explican sus aventuras por el mundo en solitario

Judith Urquijo

San Sebastián

Domingo, 5 de agosto 2018, 11:50

Viajar es un placer. Y hacerlo en solitario tiene alicientes extra. Myriam y Ander llevan años cogiendo sus mochilas y recorriendo el mundo sin acompañantes, o mejor dicho, solo con los que se encuentran en el camino. Un plan que cada vez comparten más viajeros, que bien por vivir la experiencia, porque no coinciden con familia o amigos, o porque no manejan los mismos destinos ni presupuestos, deciden emprender este tipo de aventuras. «No existe una sola forma de viajar. A medida de que el deseo por descubrir mundo crece, aparecen diversas maneras de hacerlo. Viajar solo se ha normalizado, ya no hay tabúes», confirma Santiago Rey, fundador de la agencia pionera de viajes en España con todos sus programas diseñados para viajar solo.

Rey se dio cuenta de que las tendencias de viajes estaban cambiando, y pocos negocios estaban dirigidos a este tipo de vacaciones. Pero quince años después, la tendencia ha evolucionado y cada vez son más los viajeros que han descubierto la experiencia de pasar sus vacaciones sin compañía.

Myriam González encaja perfectamente en este perfil. Esta irunesa de 25 años relata que, tras finalizar el año pasado un contrato de trabajo, decidió viajar sola a Malta. «Tenía ganas de volver a hacer cosas y, sobre todo, de viajar. Terminé de trabajar en la empresa en la que estaba y al ver que todos mis amigos y familiares seguían con su rutina y no podían irse de vacaciones, me lancé a la aventura», relata González.

«Rompí barreras mentales, fue un auténtico reto, pero me di cuenta de que valía más de lo que pensaba»

Myriam González - Irunesa, 25 años

«Lo bueno de viajar solo, por incongruente que suene, es que casi nunca estás solo»

Ander Izagirre - Donostiarra, 42 años

Fue sin duda un viaje de sentimientos encontrados para González. «Rompí con barreras mentales y fue un auténtico reto, me di cuenta de que valía más de lo que pensaba y empecé a ver todo de otra manera. Era todo muy novedoso». No fue sencillo. Reconoce que sintió miedo y dudas, pero fue esperanzada de entablar alguna amistad y conocerse más. Pese a todo, la decisión de escapar de la zona de confort «fue muy positiva y, de hecho, lo volvería a repetir».

Myriam, irunesa de 25 años, se fue sola a Malta el pasado año.
Imagen principal - Myriam, irunesa de 25 años, se fue sola a Malta el pasado año.
Imagen secundaria 1 - Myriam, irunesa de 25 años, se fue sola a Malta el pasado año.
Imagen secundaria 2 - Myriam, irunesa de 25 años, se fue sola a Malta el pasado año.

«Viajar de esta manera permite hacer nuevas amistades porque vas abierto a conocer a otras personas diferentes, algo que si vas con tu familia o amigos no suele pasar. He conocido gente de otras nacionalidades y me he llevado verdaderos amigos en el poco tiempo que duró mi estancia», apostilla.

Tanto le gustó la experiencia a esta irunesa que a punto estuvo de quedarse allí a vivir. «Me sentí tan libre que me planteé buscar un trabajo y asentarme en Malta por una temporada. Finalmente, hice la maleta y volví a casa. Aunque reconozco que es algo que no descarto para un futuro».

Ander Izagirre, periodista donostiarra de 42 años, lleva muchos kilómetros en solitario a sus espaldas y ofrece otra perspectiva. «Me gusta viajar y me gusta hacerlo solo. Suelo dedicar unos días a trabajar y a buscar testimonios para mis reportajes y otros a hacer alguna visita turística y descansar un poco», relata el periodista y escritor de libros como 'Potosí', fruto de sus viajes a Bolivia.

Imagen principal - La experiencia de viajar solo
Imagen secundaria 1 - La experiencia de viajar solo
Imagen secundaria 2 - La experiencia de viajar solo

Una de las enseñanzas que confiesa haberse llevado de los lugares que ha visitado es abrir la mente: «Siempre pensamos que la realidad es la que nos rodea. Ver que cualquier otro tipo de vida con mucho menos es posible te enseña a asumir situaciones difíciles y vienes totalmente renovado», afirma.

Conocer gente nueva y aprender de su cultura son palabras que repite al preguntarle sobre su experiencia personal. «Lo bueno de viajar solo es que te abres y conoces un montón de gente. Si vas acompañado te limitas más. Mucha gente me ha solido preguntar si me he sentido solo alguna vez, pero siempre les digo que lo bueno de viajar solo, por incongruente que suene, es que casi nunca estás solo», sentencia el guipuzcoano, que cuenta alguna de sus aventuras por Pakistán, su recorrido a España en vespa o el Cerro Rico de Potosí, que en su caso le ha valido el Euskadi de Literatura.

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