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Un experto en investigación de genética molecular afirmó en la última de las sesiones del juicio que se celebra en el tribunal de Broward County, en Florida, que Pablo Ibar «no puede ser» la persona que aparece en el vídeo que muestra los asesinatos ... de las tres víctimas. El perito sustentó su afirmación en un lógico razonamiento. Indicó que si la persona que aparece en la grabación, obtenida de la cámara de videovigilancia que había sido instalada en casa de una de las personas fallecidas, es Pablo Ibar, como sostiene la Fiscalía, la camiseta con la que se ocultaba el rostro debía contener gran cantidad de ADN del acusado, y no un mínimo rastro como se descubrió. Esta prenda, conviene recordar, fue encontrada por la Policía tirada en el jardín de la vivienda en la que se cometieron los delitos.
El perito que realizó estas consideraciones es el doctor Scott Bader, autor de múltiples investigaciones en genética molecular en varias instituciones de Estados Unidos, entre ellas la Universidad de California, varios Institutos Nacionales de Salud y en la Universidad de Texas, así como en otras de Reino Unido, como la Universidad de Edimburgo. Bader ha publicado más de treinta trabajos de investigación académica y lleva asimismo unos ocho años como científico consultor en el Instituto Forense de Glasgow, donde trabaja con otro experto, Allan Jamieson, que ya declaró el jueves a petición de la defensa y con quien realiza investigaciones forenses en varios casos de renombre. También es profesor de Evaluación de Pruebas en Base a Ciencia Forense en la Universidad de Edimburgo y miembro de la Society of Biology. Bader es además coordinador del libro 'A Guide to Forensic DNA Profiling'. En suma, se trata de toda una autoridad en la materia y uno de los testigos de mayor peso que ha pasado por este proceso.
Bader realizó un minucioso trabajo basado en el vídeo que contienen las imágenes de los asesinatos de Casimir Sucharsky y las dos modelos, Sharon Anderson y Marie Rogers, perpetrados en 1994. El experto analizó la forma en la que el autor de los disparos llevaba la camiseta puesta a modo de capucha encima de la cabeza durante la mayor parte del tiempo que dura la grabación, y asimismo la manera en que luego se la quita y se limpia el sudor. Scott Bader realizó un mapa de las partes de la prenda en la que el asesino depositó su ADN, bien en forma de sudor, cabellos y saliva.
El perito sostuvo que en todas esas zonas «hay cantidades ingentes de ADN con un perfil completo» de una persona de sexo masculino que, sin embargo, no coincide con Ibar. Por ello, concluyó que Pablo «no puede ser el perpetrador que aparece en el vídeo».
Bader también se refirió a la presencia de un mínimo rastro genético, presuntamente perteneciente a Ibar, que la Policía descubrió en la controvertida camiseta y cuya existencia se desconocía hasta hace dos años. Tanto es así que en los dos juicios anteriores, la Fiscalía ni siquiera presentó dicha prueba ante el jurado. El perito Bader coincidió con las tesis de la defensa y afirmó que la muestra detectada «está muy por debajo de los estándares internacionalmente aceptados para ser relevante» y que «casi con total seguridad fue fruto de la contaminación».
En su turno de contrainterrogatorio y ante la solidez de los argumentos del doctor Bader, la Fiscalía apenas formuló preguntas.
La sesión del viernes permitió poner una vez más en cuestión si la cadena de custodia de las pruebas que se han venido manejando a lo largo del proceso no se había quebrado. Fue esta vez un documental realizado por Joserra Plaza y Oskar Epelde, emitido por ETB en febrero de 2001, el que sembró las dudas. Aun cuando la Fiscalía se opuso al visionado, el juez permitió que el jurado pudiera verlo. De esta forma, los miembros del tribunal pudieron comprobar cómo el reportero preguntaba al fiscal Chuck Morton, que ahora también lleva el peso de los interrogatorios, por las pruebas. Morton accedió entonces a enseñárselas y las imágenes muestran cómo los funcionarios de la Fiscalía, provistos de guantes, extraían de una estantería una caja de cartón que abrieron ante la cámara. Pero a la vez se observa cómo el propio fiscal, sin guantes, manipula una serie de pruebas, entre ellas los zapatos de un tal Rincón, compañero de vivienda de Ibar en la época en la que sucedieron los hechos, y cuyas suelas coincidían con una huella ensangrentada que fue encontrada en el lugar del crimen.
Este vídeo, a juicio de la defensa, refuerza la tesis de que la cadena de custodia de las pruebas que aporta la acusación está seriamente comprometida, y ello desde hace ya años. Ya en fases anteriores del presente juicio, el mismo fiscal manipuló pruebas delante del tribunal sin llevar protección alguna.
Por otro lado, la Asociación contra la Pena de Muerte Pablo Ibar continúa con la campaña de recaudación de fondos para cubrir el presupuesto de 1.300.000 dólares de la defensa. Dicho presupuesto cubre los honorarios de cuatro abogados especializados en distintas áreas de proceso de estas características. Hasta ahora han recaudado y pagado el 84,1% del presupuesto pero necesitan ayuda para el 15,9% restante. Para colaborar se puede acudir a la web www.pabloibar.com/crowdfunding.
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