Vuelve a escucharse de cerca el tintineo de la cuchara al rebotar en la taza, el ruido seco al abrir y cerrar un cajón con prisa y el de las monedas patinando encima de la barra. Vuelve la vida a las cafeterías y los bares. ... Esa vida que se dejó aparcada cuando se decretó el estado de alarma por la pandemia del coronavirus y que hoy se vuelve a sentir.
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Desde primera hora de la mañana algunas cafeterías donostiarras, porque no todas lo han hecho, han quitado el precinto o las sillas que impedían hasta ahora el paso a las barras y los clientes habituales más madrugadores se han vuelto a sentar sobre los taburetes para desayunar como antes. O casi. Acostumbrados a rozar codo con codo con el de al lado hoy estaban 'aislados' para garantizar, tal y como establece la norma, una separación mínima de dos metros.
«Hemos abierto a las siete de la mañana y ya habrán venido unos treinta clientes», cuenta Raúl Pérez, del bar Katilu cerca del ambulatorio de Gros. No habían dado las diez de la mañana que ya habían atendido a más clientes que otros días. Raúl Pérez se muestra satisfecho con poder volver paulatinamente a la normalidad y recuperar ese ritmo frenético al que estaban acostumbrados. Café, pintxo de tortilla... es lo de menos. Lo importante era poder apoyarse, en el mejor de los casos, en la barra.
En la cafetería Tahona de la plaza Nafarroa Behera de San Sebastián la estampa era similar: no cabía nadie más. Con el café, el periódico o el móvil en la mano los clientes valoraban positivamente la reapertura. «Estoy muy contenta de poder volver a hacer la misma vida que antes. Echaba de menos tomarme el café matutino en la barra y ver el ir y venir de la gente», cuenta Marian de 63 años.
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Cientos de locales de hostelería recuperan en Gipuzkoa en esta fase 3 que se ha estrenado este lunes sus ansiadas barras de pintxos. Eso sí, se acabó el verlos de cerca sin una protección de por medio y nada de cogerlos con la mano. La llamada 'nueva normalidad' es lo que tiene.
El interior de bares y restaurantes ya no tendrá ningún porcentaje que limite sus aforos. Sí lo hará, en cambio, la distancia entre los clientes, que será de 2 metros entre mesas -tanto en el interior como en la terraza- y de dos metros entre quienes estén en la barra.
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Ya advirtió la Asociación de Hostelería de Gipuzkoa que esta medida que sobre el papel resulta esperanzadora, en la práctica apenas supone cambios para muchos hosteleros, cuyos locales tienen una superficie reducida. Sí supone una ventaja, en cambio, y sobre todo para aquellos bares estrechos que solo cuentan con barra, el hecho de que Euskadi haya conseguido rascar medio metro a la baja la distancia de quienes estén en barra. Mientras que en el resto del Estado dicha separación debe ser de dos metros, los bares vascos deberán garantizar 1,5 metros.
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