«Cuando noté que me miraba sentí mariposas en el estómago». Esta es una de las muchas frases en español que relacionan las emociones con ... partes del cuerpo. En las primeras fases del enamoramiento mariposas revolotean en nuestro estómago. Cuando algo nos angustia sentimos un nudo en la garganta. Frases similares las hay en muchas culturas. Piénsese, por ejemplo, en el símbolo casi universal del corazón para describir amor.
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En un reciente artículo de «iScience», cuyo principal autor es Juha M. Lahnakoski investigan hasta qué punto esa conexión entre emociones y partes del cuerpo eran similares hace tres mil años, en la antigua Mesopotamia. Para ello han estudiado textos en idioma acadio, en escritura cuneiforme, y el resultado me ha parecido muy interesante. Una vez más, es habitual que se sitúe el amor en el corazón, aunque no solo allí. Por ejemplo, también lo sitúan en las rodillas.
Me ha resultado chocante que localicen la alegría en el hígado. Literalmente, nos dicen «kabattu neperdu»: hígado brillante. Otros resultados extraños son que los riñones se asocian con la sorpresa y la excitación sexual con los tobillos.
A la civilización de Mesopotamia le debemos enormes contribuciones. Entre otras, que el año tenga aproximadamente 360 días y que se celebrasen fiestas en el año nuevo (aunque ellos lo celebraban en primavera).
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Les deseo a todos ustedes que sus hígados brillen todo en año que viene.
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