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Si este año Papá Noel no te ha entregado regalos, o si lo ha hecho tarde, ha sido debido a su brújula. Te pido que ... le perdones, él no tiene la culpa. A partir del siglo XII, cuando empezó a usarse la brújula en navegación, los marineros se dieron cuenta de que el norte que marcaba la aguja no coincidía con el señalado por la estrella polar. Para compensar el error ponían algo de hierro al lado de la brújula. Esa compensación funcionaba muy bien en recorridos cortos, pero llegó Colón y quiso ir a las Indias y descubrió dos cosas, cada una de las cuales lo convierten en un excelente navegante. La primera es que la polar no está en el polo norte, sino que está un poco alejada del mismo, y, a lo largo del día, da una vuelta a su alrededor. Hasta donde yo sé fue el primero en descubrirlo.
Se llama declinación magnética a la diferencia entre el norte de la brújula y el norte verdadero. Colón fue el primero en darse cuenta de que esa declinación dependía de la longitud. En su primer viaje a América se dio cuenta de que la declinación variaba según avanzaba. Antes de llegar a las islas Canarias, la declinación era este, en las Canarias, el 13 de septiembre, era cero y después fue oeste. Si hubiera seguido profundizando en el tema, hoy consideraríamos a Colón el descubridor del polo magnético.
Cada año el norte magnético se mueve. Este año lo ha hecho en 35 kilómetros. Por eso la brújula de Papá Noel se ha liado un poco.
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