En el muelle. Zona habitual del botellón, el viernes hubo menos presencia de grupos de amigos bebiendo

Menos fiesta para intentar frenar la pandemia

Las zonas de botellón se someten al control policial bajo el particular 'toque de queda' en Euskadi

ANDER BALANZATEGI

Domingo, 18 de julio 2021

El primer ensayo de la nueva medida lanzada en Euskadi para tratar de evitar los botellones y encuentros masivos nocturnos, entre las 00.00 y las 06.00 horas, vive su prueba de fuego: fin de semana y verano suele ser un combinado perfecto para ... la fiesta. Y en pandemia, eso significa ponerle alfombra roja el virus. Precisamente lo que se quiere evitar. Er-tzaintza y policías locales permanecían anoche atentos para dispersar cualquier aglomeración, con los puntos habituales bajo el foco: malecones, plazas, paseos... En las primeras horas del fin de semana, el viernes noche y entradas ya las primeras horas del sábado, los espacios públicos donde acostumbran a reunirse la juventud en torno a botellas y consumiciones recién mezcladas en vasos de plástico continuaban con una extraña orden. Quizá muchos habían elegido lugares menos expuestos, se habían refugiado en casas o directamente se habían marchado de vacaciones. El anuncio de que se iba reforzar la vigilancia policial también disuadó a las grandes reuniones que semanas atrás han dejado imágenes preocupantes para una pandemia.

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El primer ensayo, ayer de madrugada, se superó con un extraño orden y pocos grupos en las zonas habituales de reunión

El Muelle de Donostia, por ejemplo, apenas se parecía al de otros viernes por la noche. Apenas unos grupos espaciados bebiendo alcohol, entre amigos con relativa distancia social, y sin mascarilla -ya no es obligatoria al aire libre-. Y eso que son las fiestas del Carmen, patrona de los arrantzales y día 'D' para el jolgorio en la Parte Vieja donostiarra. Al menos el viernes no hubo 'no fiestas'. Pero el fin de semana todavía era largo a esas horas. Las seis o siete cuadrillas que se repartían por el espigón, acompañados de algunas latas de cerveza, se colocaban manteniendo cierta separación. La zona de Sagüés mostraba una imagen casi desértica y el alcohol se ausentaba de los pocos jóvenes que se reunían. Desde allí las vistas a la playa eran similares. La Zurriola no albergó jolgorio alguno.

Sofia, que se acercó hasta el puerto para tomar algo junto a su cuadrilla de Gros, explicaba que no le gusta el ambiente que se crea allí algunos días, pero que «alguna noche te animas para estar con los de siempre». El grupo de seis amigos se queja de que la gente suele dejar el Muelle en un estado «lamentable», y comentaban que ellos hacen su botellón y después lo recogen todo antes de irse. Para mantener las medidas sanitarias, esta cuadrilla intenta no juntarse mucho con otros grupos de jóvenes y, si lo tienen que hacer, lo hacen con la mascarilla de la forma más segura posible.

«Después de tanto tiempo reprimidos, la gente aprovecha la libertad y a veces se le olvida que hay que tener cuidado»

«En un bar hacemos lo mismo que cuando venimos al puerto o a otro sitio a beber en la calle: nos juntamos la misma gente, consumimos alcohol y aquí, a diferencia de los bares, estamos al aire libre», comparaba Sofía, aunque la hostelería sí tiene un ocio regulado por la normativa que deben cumplir. Hernan, otro de los amigos de la cuadrilla, sí admitía que la desescalada de medidas ha provocado una relajación entre la gente que sale por la noche. «Después de tanto tiempo reprimidos, la gente aprovecha la libertad que le dan y se le olvida que hay que tener ciudado», critica el joven.

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Cierre de parques y plazas

Pasada la 1.30horas, la Ertzain-tza desalojó a las pocas personas que quedaban en el puerto sin ningún tipo de resistencia y, de forma puntual, los agentes depositaron en los contenedores bolsas con botellas del alcohol. No ocurrió lo mismo en la localidad vizcaína de Plentzia, donde la Er-tzaina disolvió una concentración numerosa de personas que hacían botellón en la playa del municipio. Asimismo, se vivieron momentos de tensión por lanzamientos de objetos a los agentes policiales.

Donostia, de momento, no ha cerrado plazas y parques, como pidió el Gobierno Vasco en una norma publicada el viernes que se quedó en recomendación porque no hay margen legal para imponer la prohibición de reunirse en la calle. Otros municipios como Eibar, Irun o Lezo sí han dado el paso de clausurar espacios públicos donde habitualmente se concentran multitudes los fines de semana. En Gipuzkoa, Azpeitia se adelantó al resto al cerrar uno de sus parques, tras un botellón masivo que causó problemas.

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Erne denuncia que 2.000 multas están a punto de caducar

Cerca de dos mil denuncias de las que se han impuesto para frenar el avance del covid en el último año y medio caducarán este mes de julio al no haber sido tramitadas a tiempo, según denuncia el sindicato mayoritario en la Ertzaintza, Erne. Se trata de sanciones que afectan al decreto del lehendakari, Íñigo Urkullu, y también al de Sanidad, en concreto a las denuncias por no llevar puesta la mascarilla o por realizar botellón, entre otras.

Una parte de ellas, por ejemplo, fueron impuestas por agentes de la Ertzaintza en Muskiz, en el monte Mello, cerca de la casa del guarda. Erne atribuye este problema a la «inacción» por parte del Departamento de Seguridad a la hora de ejecutar las sanciones. «Vemos cómo el Gobierno vasco ha utilizado a la Ertzaintza para hacer cumplir las leyes, pero son ellos bajo una irresponsabilidad grave los que no han realizado su trabajo de tramitación, además de faltar a la palabra del propio vicelehendakari, Josu Erkoreka, cuando afirmó que no quedaría sin tramitar ningún expediente», advierten desde la central.

A esto se une el reciente fallo del Tribunal Constitucional que ha tumbado el estado de alarma decretado por el Gobierno central en marzo de 2020 para contener los contagios y que deja en el aire miles de sanciones impuestas por los distintos fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado en todo el país. En Gipuzkoa, hay cerca de 10.000 multas que podrían ser revisadas tras el fallo.

Los municipios han levantado la voz ante la falta de medios policiales para poder controlar las aglomeraciones, como las originadas en las fiestas tras la Selectividad o en las últimas semanas de celebraciones patronales -los Sanjuanes siguen todavía dejando cientos de jóvenes aislados en Hernani, por ejemplo-. Los sindicatos policiales también han resaltado el problema de la falta de medios para controlar las aglomeraciones en los espacios públicos. El mayor hueco lo sufren las localidades pequeñas. Er-tzaintza y policías locales han pedido a la ciudadanía responsabilidad para que este verano no se haga demasiado largo en lo que a la pandemia se refiere.

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