Este lunes se ha celebrado la última sesión del juicio del crimen de Aintzane Pujana y el día se ha dedicado a que todas las partes transmitan sus informes relatando, según las pruebas presentadas y los intereses de cada defensa, lo que pasó en la ... causa que se está juzgando.
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El primero en intervenir ha sido el fiscal Jorge Bermúdez, que ha tomado la palabra y se ha puesto de pie para exponer las bases sobre las que el Ministerio Fiscal pide la prisión permanente revisable al acusado de presuntamente asesinar a Pujana, «una muerte cruel a todas luces», y diez años de cárcel y no más de veinte de internamiento psiquiátrico para la acusada. «No es completamente responsable de sus actos, pero ha demostrado ser un peligro para ella y para el resto».
Sobre esto último ha explicado que la segunda petición «es una medida de seguridad» y que «lo primero es su curación», razón por la que se descontarían los tres años y nueve meses que lleva la procesada en prisión provisional y si a la conclusión de su internamiento psiquiátrico la privación de la libertad no ha llegado a los diez años se analizaría qué hacer, cumplir lo restante en un centro penitenciario o anular la pena.
Según el relato del fiscal, Aintzane Pujana recuperó a su perro 'Tyson' el 30 de diciembre de 2020 «después de unos meses de no verlo» y el 1 de enero de 2021 se fue con los acusados a Hondarribia. Los procesados estuvieron con la madre de él, de quien era el cumpleaños, y Aintzane Pujana se quedó en la calle «donde tuvo un accidente, tal y como queda reflejado en un acta de incidente del Ayuntamiento de Hondarribia, donde podemos ver que su perro mordió a una niña que era hija del propietario de otro perro».
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«Aquí empieza el baile de excusas que no tiene soporte», ha indicado el fiscal, ya que los dos acusados han sostenido que el perro también mordió a Aintzane, que sangró y que por eso había rastros de sangre en el asiento de atrás del coche. «'Tyson' no mordió a Aintzane, la mordedura de un perro deja marcas muy características por la fuerza que tienen en la mandíbula y los forenses nos han explicado durante este juicio y en sus informes que no encontraron mordeduras de perro en el cuerpo de Aintzane. Las únicas que hallaron fueron pequeñas, de unos roedores, en su espalda y después de que falleciera, producidas durante los tres días que su cuerpo estuvo abandonado».
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El fiscal también ha hecho referencia a las zapatillas que se pudo ver en un vídeo del 1 de enero de 2021 que portaba Aintzane Pujana en una gasolinera horas antes de su muerte y que se encontraron en las maletas con sus pertenencias. «El cuerpo de Pujana se encontró descalza y las zapatillas tenían muestras de sangre de ella y ADN de los acusados. Se las quitaron después de matarla», ha defendido el representante del Ministerio Fiscal.
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Sobre el delito de prostitución que pide al acusado, ha apuntado que «los servicios de prostitución los gestionaba él porque todos los teléfonos que se ocuparon de los acusados tenían la cuenta de Google del procesado instalada en el dispositivo», razón por la que también ha retirado el delito de prostitución a la acusada: «Ella también estaba siendo prostituida».
Los teléfonos móviles y los repetidores de señal han ofrecido los datos de ubicación de los dispositivos esa noche del 1 de enero, lo que demuestra que fueron a Azpeitia «hasta la misma puerta del cliente» del encuentro sexual y que estuvieron allí 12 minutos.
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Allí, apoyado en la declaración de la acusada y en los mensajes que esta envió al acusado, la Fiscalía sostiene que las dos mujeres fueron encerradas en el coche durante ese tiempo. «Ábrenos, parece que quiere», escribió ella a él, «prueba que demuestra que ella también estaba encerrada en el coche» y razón por la que también ha retirado el delito de detención ilegal a ella. «Ella también estaba encerrada».
Que la primera agresión fue antes de su muerte «lo demuestran los hematomas que tenía en los golpes y que necesitan tiempo de vida para formarse y mostrarse», mientras que los rastros de la segunda agresión, «la mortal», están demostradas para el fiscal en que «hay rastros de la presión sobre el hioides o las marcas de uña que tenía Aintzane en la boca».
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Sí que ha remarcado que la acusada declaró en fase de instrucción que «le dio alguna cuchillada pero muy débiles y que como no lo conseguía era él el que empujaba, y es coherente con el informe del fiscal. Sin embargo, en su declaración del viernes dijo que hizo lo que él le estaba ordenando. De todos modos, el acusado tiene el dominio del hecho y da igual que ponga la mano o no» en el cuchillo, en cuya funda «encontraron rastros de sangre de Aintzane en su interior y de él en el exterior». Sobre lo dicho por el acusado de que le echaron del agroturismo y no supo nada de lo que pasó, el fiscal ha mantenido que «su teléfono no se movió de allí hasta las 2.30 horas del 2 de enero de 2021.
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