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La Fiscalía de Gipuzkoa ha elevado la petición de pena contra Kote Cabezudo a más de 250 años de prisión. El fiscal, Jorge Bermúdez, ha modificado sus conclusiones provisionales «en base a la prueba practicada» durante el juicio. Las más importantes son las que ... se refieren a una de las víctimas, ya que el fiscal considera que se ha probado con la exposición de vídeos en la sala que esta fue violada por el acusado en ocho ocasiones durante el año 2013. En algunas de ellas utilizó juguetes sexuales y otros objetos. Además, considera que otra de las víctimas no sufrió un único abuso sexual, sino que los abusos fueron continuados durante numerosas sesiones de fotos. Por otro lado, en el caso de los delitos de corrupción de menores y de pornografía infantil, les aplica la agravante por ser de carácter especialmente vejatorio, dada «la extrema difusión de las imágenes y vídeos» de las chicas a través de internet.
«Se han aportado vídeos en los que se permiten datar y cuantificar las agresiones o abusos sexuales que relatan las víctimas, y por ello se han introducido estas modificaciones», ha señalado el representante del Ministerio Público. Así, por cada una de las ocho violaciones que considera acreditadas y cometidas sobre la misma víctima solicita 15 años de prisión. También eleva a diez años de cárcel los abusos sexuales cometidos sobre otra de las denunciantes, por considerar que estos fueron «continuados» y que «en la inmensa mayoría de las sesiones» le habría realizado tocamientos por su cuerpo e incluso llegó a introducir sus dedos en su vagina.
Por otro lado, ha dicho que los delitos relacionados con la elaboración de pornografía con menores se han considerado especialmente «vejatorios y degradantes», «porque son personas a las que se pone nombres y apellidos, por lo cual han sido identificadas por su entorno y eso ha supuesto un especial sufrimiento». Por ello ha elevado las penas a 8 años de prisión por la difusión de imágenes de cada una de las 8 víctimas menores de edad.
Por último, uno de los delitos de estafa se ha rebajado a tentativa de estafa, penada con 11 meses de prisión, al reconocer la víctima que no llegó a pagar al acusado para recuperar sus derechos de imagen.
De esta manera, la pena solicitada por la Fiscalía de Gipuzkoa es más del doble de la que solicitó provisionalmente, que era de 121 años de prisión. Cabezudo está acusado, además de los delitos mencionados, de 11 delitos contra la intimidad y 4 contra la integridad moral de las denunciantes, un total de 16, según recoge la Fiscalía. El fotógrafo donostiarra lleva en prisión provisional desde mayo de 2018.
El fiscal ha presentado estas conclusiones al final de la sesión, en la que han comparecido peritos forenses que evaluaron la afectación psicológica de seis de las víctimas de Kote Cabezudo. Las denunciantes les refirieron conductas «sexuales» del acusado hacia ellas en algunas de las sesiones, y haber sufrido afectación de tipo «ansioso» por esta circunstancia y por el hecho de que sus fotografías se difundiesen por internet.
Uno de los psicólogos forenses que ha declarado elaboró informes sobre varias víctimas. Una de ellas le explicó que empezó a realizar sesiones con Cabezudo cuando tenía 16 años, y que en algunas de ellas «le indicaba que se desnudara» sintiéndose «humillada y utilizada». Asimismo, alegó que en alguna ocasión «le introdujo los dedos en la vagina», que el acusado «se puso desnudo en algunas sesiones y se insinuaba para tener relaciones sexuales con ella».
Por otro lado, la mujer relató que «se enteró de que había fotos en internet donde se le podía ver desnuda«, y que eso tuvo «mucha repercusión en su vida personal», ya que incluso estando en otra comunidad le llegaban noticias de que estas fotos estaban disponibles en internet, lo cual le generaba «angustia». Así, se puso en contacto con el acusado para que retirase las fotos «e incluso llegó a pagarle», pero estas seguían disponibles en la red. La mujer refirió padecer una «sintomatología ansioso depresiva considerable», que había ido remitiendo con el tiempo, aunque aún perduraba.
Otra de las peritos forenses en declarar se entrevistó con la víctima que denuncia haber sido agredida sexualmente por el acusado en más de 100 ocasiones, algunas cuando era menor de edad. La psiquiatra ha señalado que de la lectura de los informes de la causa y de esa entrevista pudo determinar que la joven «no presentaba un trastorno psiquiátrico depresivo derivado de los hechos denunciados, pero sí unos sentimientos que eran congruentes a esos hechos y que los identificaba perfectamente». En concreto, la joven presentaba sentimientos de «rabia, vergüenza y culpabilidad».
La forense ha explicado que el hecho de que no exista tal trastorno vinculado a los hechos «no quiere decir que no haya una afectación psicológica», y que uno de los principales problemas de su valoración es que la exploración de la denunciante se hizo «muchos años después de los hechos, si la entrevista se hubiese hecho más cercana a los mismos, la situación psíquica hubiera sido distinta».
En el informe referido a otra de las víctimas esta detalló que en las sesiones de fotos Cabezudo «presentaba actitudes de connotación sexual hacia ella, se sentía coaccionada, y que llegó a agarrarla». Tras estos hechos y la publicación de sus fotos, «sintió la necesidad de huir, agobiada porque la gente pudiera tener acceso a esas fotos». Todo esto le generó «bastante impacto emocional. Se marchó a vivir a otro país y padeció anorexia y pesadillas».
Una de las modelos que también fue analizada por los forenses explicó que en las sesiones con el acusado «acabó casi sin darse cuenta desnuda», aunque otras fotografías «eran elegantes». Cuando descubrió que sus fotos estaban en Internet, «hablaba de mucha vergüenza, de no salir de casa, de recluirse».
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Otro de los informes de una de las víctimas fue realizado por una médico, una psicóloga y una trabajadora social. La joven les relató «que había ido a tres sesiones para hacerse unas fotos y que se quitaba la ropa según le iba diciendo» el encausado. Que en 2017, «a raíz de que un abogado se comunica con ella y le dice que sus fotos están en páginas pornográficas», es donde empezó a desarrollar «sintomatología de ansiedad y depresión», por la cual tuvo que ser medicada, ya que tenía «culpa, vergüenza y miedo de que su entorno se enterara».
Respecto a otra de las víctimas, los forenses han señalado que «había una sintomatología ansioso depresiva en ella», pero que no se podía establecer «un nexo exclusivo con los hechos denunciados, porque estaría vinculada a otras causas». En la sala ha comparecido también la psicóloga que lleva tratando a esta mujer desde el año 2017, que ha asegurado que «ella se sentía violenta en esas sesiones, pero no recuerda que es lo que pasaba, no lo sabe muy bien, tiene recuerdos puntuales, porque en un trauma eliminamos recuerdos. Lo que más me ha contado es que una sesión se le hizo depilar el pubis y que para ella fue súper fuerte y no sabe más».
El juicio continuará el lunes con la reproducción de algunos vídeos en la sala por petición de la acusación particular y con el informe final de la Fiscalía.
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